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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

sábado, 26 de marzo de 2011

Opinión libre: ELECCIONES 2011. ACLARANDO Y DEPEJANDO EL TRAMO FINAL

Escribe: Secundino Silva Urquía

Me han llegado correos de conocidos y amigos, unos me felicitan por los aciertos en las predicciones y sugerencias (Ollanta Humala ratificó su liderazgo. Manuel Rodríguez Cuadros, renunció a la contienda, tal como tempranamente lo sugerimos); en cambio otros, me dicen que sería mejor, que muestre independencia en mis análisis de la coyuntura política.

No soy periodista, ni vivo de lo que escribo; por tanto, no me es necesario mostrar independencia. Y, aunque no me gusta expresarme a título personal, me apena que para aclarar a todos los que gentilmente me han leído y me leen, debo hacerlo en ésta vez. He vivido las vicisitudes de las limitaciones económicas; a pesar de ser hijo de un matrimonio de campesinos emprendedores y trabajadores. Como llegué a entender bien las causas de las injusticias y las desigualdades, en la universidad abracé ideas políticas de izquierda. Y, tal como actualmente puede deducirse de mis escritos, así continuaré hasta morir. Como socialista convicto y confeso, creo que es posible la construcción de una sociedad más igualitaria, que sin ser excluyente, brinde oportunidades para todos. Como tal, creo en la necesidad del cambio; mucho más, si éste es justificado. Creo en aquel cambio integral, que desde el punto de vista educativo, cultural, político, social y económico permita lo primero, y solo lo veo posible por la ruta de la izquierda y del nacionalismo. La dialéctica y la historia nos demuestran que los cambios solo pueden construirse, con ideología y programas que sinteticen las expectativas de bienestar de las grandes mayorías. Allí está la revolución francesa, como ejemplo patético de las grandes transformaciones sociales. Los defensores del capitalismo; deberían revisar bien éste proceso para entender por qué se dio, así entenderían las razones del paso de una sociedad aristocrática, monárquica y estamental, heredera del feudalismo; justamente hacia la sociedad capitalista, basada en una economía de mercado. Y, deberán entender también, porqué en más de doscientos veinte años de su vigencia, el capitalismo no ha podido resolver los problemas más elementales de la humanidad, para lograr siquiera, que ésta tenga acceso a condiciones mínimamente aceptables de calidad de vida.

Aunque la historia no se repite, en las sociedades injustas, tarde o temprano, los cambios se darán, porque éstos son inevitables. Y nadie en su sano juicio, salvo los irresponsables, desearía que se den de modo violento. Los peruanos sabemos lo que esto significa, porque hemos vivido más de una década de violencia política, cuyas principales causas, aunque muchos lo quieran negar, están en la exclusión a vastos sectores del pueblo y geografía nacional que siempre miraron desde los cerros o detrás de los cercos, la opulencia, voracidad y engorde de una burguesía  irracional, que nunca pensó en función de país ni de nación. Por eso creemos que César Hildebrant, tiene toda la razón cuando en la editorial de su semanario, titula: “Si quiere que sendero regrese, vote por PPK”.

En el Perú, la mejor fuerza motriz para el cambio político ha de ser la organización popular, conducida por un frente amplio, en el que la izquierda renovada, tiene que ganarse la hegemonía. Es así porque no son posibles los cambios, sin renovación de ideas y de cuadros dirigenciales. Por esto nunca hubo futuro promisor para una Izquierda con líderes tibios y pusilánimes como Barrantes Lingán; ni para aquella liderada por sectarismos como el del trotskista Hugo Blanco, que frustró el sello de la Alianza Revolucionaria de Izquierda (ARÍ) a inicios de los ochenta; Tampoco para aquella izquierda teórica y burocratizada, conducida por líderes sempiternos como los Moreno, Breña Pantoja, Raffo, Huamán o Javier Diez Canseco. El que éste último se haya plegado a la causa nacionalista, no lo exime de responsabilidad de los vicios y errores que en el pasado cometió la izquierda peruana; por eso creo que ya es tiempo que dé un paso al costado y permita la participación de los jóvenes. Por último, no podría creer nada de lo que plantee la ultraizquierda, si con armas y violencia quiso imponer su ideología predominantemente maoísta, bajo equivocados y subjetivos análisis de la realidad peruana. Así es en resumen, la historia de la izquierda peruana, plagada de frustraciones para el pueblo, por todos los errores y vicios que cometió y practicó a lo largo de su existencia.  Fuerza Social y su lideresa Susana Villarán, creo que encarnan actualmente y mejor que nada, a los vicios del sectarismo y triunfalismo. Por esto supe, que Manuel Rodríguez Cuadros, no se iba a inmolar por Fuerza Social. El candidato renunciante, esgrimió otras razones para justificar su retiro; lo cierto es, que aunque tardíamente, se dio cuenta que FS y su lideresa, habían cavado su propia tumba al ir por su lado a ésta contienda electoral. El pueblo ya no perdona tan fácilmente a los que abandonan o traicionan a su causa.

Nunca milité en partido político alguno y no estoy afiliado al Partido Nacionalista Peruano; pero creo que hoy en día, el nacionalismo que lidera Ollanta Humala, es la opción de cambio político más madura, progresista y sensata, con la que el pueblo peruano cuenta para éstas elecciones del 10 de abril. En anteriores artículos lo califiqué como “el mal menor”. Unos lo pueden ver así, y otros, más positivos, dirán que el nacionalismo (A contraparte del fujimorismo, toledismo, pepekakismo, etc.), representa la gran oportunidad que tiene el pueblo peruano, de contar para los próximos cinco años, con un gobierno de espíritu patriótico, defensor de lo nuestro y verdaderamente humanista. Porque es necesario cautelar nuestras riquezas naturales, explotarlas de manera racional y cuidando el medio ambiente; planificar y construir desde ahora, un futuro mejor para nuestras generaciones venideras.

Somos parte de aquellos ciudadanos dignos que si apuestan por una opción, lo hacen sobre la base de principios. El interés mostrado sobre la base de punteos en encuestas, ofrecimientos o dádivas, que de hecho existe, ojalá un día desaparezca. Expresarse libremente, no solamente es una forma de ejercer un derecho; sino también, la de cumplir con un deber cívico. Lo bueno es que en medios como “Chungo y batán” tenemos la libertad para hacerlo.

Lima, 25 de marzo del 2011

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paisano Silva Urquía:

Tu posición ideolçógica y política es respetable. Sería bueno leer un poco más la historia política y de las ideas en el Perú, con el fin de tener mayor esclarecimiento sobre estos asuntos.

Opinar y debatir ideas es un acto que engrandece a los hombres, y tú estás en esa línea.

Un saludo

Scdno. Silva U. dijo...

Estimado paisano y anónimo

Acerca de lo que planteas, hay de seguro múltiples interpretaciones, posiciones e ideas; expresarlas, para sentir algo de tranquilidad en el espíritu, es hacer uso de nuestro derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. No pretendo que mi modo de pensar, que se da en un contexto limitado de tiempo histórico, sea verdad absoluta. Hay destacados profesionales y politicólogos que se esfuerzan por presentarnos una visión desapasionada de la historia política del Perú. Habrá que leerlos como lo sigieres y/o pedir que los amigos administradores de éste blog, que publiquen parte de su producción intelectual.

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