Por César Lévano
Hace algún tiempo denuncié en esta columna que la gran minería había programado fundar o comprar radioemisoras en Lima y provincias, y, además, alquilar espacios y periodistas radiales. En el manejo de ese plan figuraba Cecilia Valenzuela. Al poco tiempo, CPN fue adquirida por mineros, y luego surgió acá en la capital una radio nueva. En Piura me dijeron que el plan ya se aplicaba.
En Lima no se tiene idea de lo poderosas que son las radios en el interior del país, a donde llegan muy pocos diarios. En tiempos electorales, ese peso se acrecienta.
Lo que no sabíamos es que los mineros tienen también un programa para financiar directamente candidatos al Congreso que en lo futuro pueden servir a sus intereses.
Hasta ahora se creía que los candidatos al Congreso respondían a principios y propuestas de partidos u otro tipo de organizaciones políticas. Ahora resulta que algunos están comprometidos con intereses económicos privados.
En el caso de ser elegidos, éstos deberían jurar “por Dios, por la plata y por la gran minería”. O podrían jurar “por Dios, por la plata y por el oro”, en alusión al minero Roque Benavides, director de la ONG Reflexión Democrática. Ésta es la que auspicia el proyecto “Impulso para un mejor Congreso”, financiador de candidatos que apoyen el modelo económico de libre mercado y defiendan las sobreganancias de los Benavides y sus congéneres.
El programa había ya funcionado en 2006, prestando apoyo a 20 candidatos, cinco de los cuales fueron elegidos. Ignoro en este momento los nombres de ese quinteto; se sabe, en cambio, quiénes son los favorecidos en esta ocasión.
Son 23 en total. Todos ellos cuentan con ventajas respecto a sus competidores electorales. Tendrán, según el contrato respectivo, “publicidad electoral pagada” en medios de comunicación tradicionales y no tradicionales; materiales de campaña, asesoría de comunicación para promover sus propuestas, mediante entrevistas, notas de prensa, etc. Todo ello por un monto de 20 mil dólares.
Entre los favorecidos de este año hay ocho de la lista congresal de Keiko Fujimori; 4 del APRA; 4 de PPK; 4 de Luis Castañeda y 3 de Toledo.
El sentido de esa designación es muy claro. La gran minería sabe que en todos esos partidos puede reclutar votos. Sus preferencias van, por supuesto, para el Fujimorismo.
Luz Salgado, Cecilia Chacón, descuellan entre los Fujimoristas de la lista en pro de la gran minería. En el APRA, destacan Luciana León y Nidia Vílchez.
Entre los financiados de Perú Posible están Guillermo Gonzales Arica y Washington Zeballos. Luis Galarreta y Rafael Yamashiro destacan entre los de Alianza por el Gran Cambio.
Todos estos engreídos de Roque Benavides escapan, de hecho, a la libre competencia en el mercado electoral. Son mercantilistas.
En Lima no se tiene idea de lo poderosas que son las radios en el interior del país, a donde llegan muy pocos diarios. En tiempos electorales, ese peso se acrecienta.
Lo que no sabíamos es que los mineros tienen también un programa para financiar directamente candidatos al Congreso que en lo futuro pueden servir a sus intereses.
Hasta ahora se creía que los candidatos al Congreso respondían a principios y propuestas de partidos u otro tipo de organizaciones políticas. Ahora resulta que algunos están comprometidos con intereses económicos privados.
En el caso de ser elegidos, éstos deberían jurar “por Dios, por la plata y por la gran minería”. O podrían jurar “por Dios, por la plata y por el oro”, en alusión al minero Roque Benavides, director de la ONG Reflexión Democrática. Ésta es la que auspicia el proyecto “Impulso para un mejor Congreso”, financiador de candidatos que apoyen el modelo económico de libre mercado y defiendan las sobreganancias de los Benavides y sus congéneres.
El programa había ya funcionado en 2006, prestando apoyo a 20 candidatos, cinco de los cuales fueron elegidos. Ignoro en este momento los nombres de ese quinteto; se sabe, en cambio, quiénes son los favorecidos en esta ocasión.
Son 23 en total. Todos ellos cuentan con ventajas respecto a sus competidores electorales. Tendrán, según el contrato respectivo, “publicidad electoral pagada” en medios de comunicación tradicionales y no tradicionales; materiales de campaña, asesoría de comunicación para promover sus propuestas, mediante entrevistas, notas de prensa, etc. Todo ello por un monto de 20 mil dólares.
Entre los favorecidos de este año hay ocho de la lista congresal de Keiko Fujimori; 4 del APRA; 4 de PPK; 4 de Luis Castañeda y 3 de Toledo.
El sentido de esa designación es muy claro. La gran minería sabe que en todos esos partidos puede reclutar votos. Sus preferencias van, por supuesto, para el Fujimorismo.
Luz Salgado, Cecilia Chacón, descuellan entre los Fujimoristas de la lista en pro de la gran minería. En el APRA, destacan Luciana León y Nidia Vílchez.
Entre los financiados de Perú Posible están Guillermo Gonzales Arica y Washington Zeballos. Luis Galarreta y Rafael Yamashiro destacan entre los de Alianza por el Gran Cambio.
Todos estos engreídos de Roque Benavides escapan, de hecho, a la libre competencia en el mercado electoral. Son mercantilistas.
Fuente: Diario La Primera, 26 de febrero del 2011
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