En el campo de la literatura Gavidia ha publicado en poesía La soledad y otros paisajes y Un gallinazo volando en la penumbra; en prosa, la primera edición de Molino de penca y un libro de cuentos: “Aquellos pájaros”, además de dos ensayos “El cólera en la ficción de García Marquez” y “Julio Ramón Ribeyro y Santiago de Chuco”.
El perro vago (*)
DECIR QUE ERA un perro vago no es tan exacto. Era, más bien, un perro que no tenía dueño.
Una noche llegó y se instaló, para incomodidad de Candelario, en la vereda de su casa nueva. Y allí vivió los días del invierno.
Nadie le alcanzaba un pan; menos una caricia. Pero él, igual, seguía acurrucado viendo pasar las horas.
Cuando el maíz maduró, colocaron trampas para perros en las mejores chacras. Y, en una de ellas, cayó el perro vago.
Quedó con vida, aún. Los enardecidos campesinos quisieron terminar el trabajo de la trampa a palazos y pedradas. Lo golpearon duramente y, considerándolo muerto, lo fueron a dejar en la quebrada.
Una semana después apareció, de nuevo, en la vereda de la misma casa. Caminaba torpemente. Ya no ladraba igual. Pero siguió mirando acurrucado, el desfile pausado de las horas.
(*) Del libro Molino de penca, Arteidea editores.
Poesía: Gutenberg Aliaga Zegarra
Gutenberg Aliaga Zegarra, (GAZ) nace en Sucre, los estudios secundarios los realizó en el colegio "Javier Prado" de Celendín y en el Colegio "San Ramón" de Cajamarca; integrante de la promoción 1965. Los estudios superiores en el I. S. P. de Celendín, graduándose como profesor de Castellano y Literaturra.
Ha publicado su libro de cuentos La Flor del Floripondio, de poesía Fibras del tiempo; además el libro Personajes de la historia sucrense al alimón con Olindo Aliaga Rojas.
El sino del batán (*)
En hoyo fuerte, eterno y brillante
de un labriego y agreste batán,
se muelen recuerdos con mucho afán
entre sal, pimienta y ají picante.
Devora el “chungo” en vaivén cimbreante
el último estrago del fuerte azafrán,
epicúreo esmalte de guisos y pan
nobles aderezos de la olla humeante.
Mudo testigo de ñusta amable,
ufano estás en alñar risueño
de humilde choza, tu hogar materno ...,
o quedarás palpitante, en el recuerdo eterno?
En hoyo fuerte, eterno y brillante
de un labriego y agreste batán,
se muelen recuerdos con mucho afán
entre sal, pimienta y ají picante.
Devora el “chungo” en vaivén cimbreante
el último estrago del fuerte azafrán,
epicúreo esmalte de guisos y pan
nobles aderezos de la olla humeante.
Mudo testigo de ñusta amable,
ufano estás en alñar risueño
de humilde choza, tu hogar materno ...,
o quedarás palpitante, en el recuerdo eterno?
(*) Del libro de poemas Fibras del tiempo
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