ECO SUCRENSE
Revista de Historia y Cultura
Año 9 Nº 8 Y 9
Director: Neptalí Zegarra Salazar
Lima – Perú / Año 2014
100 pp. N/S 10.00
Extraordinario esfuerzo de ex alumnos del colegio San José, por otorgarle a la historia de su pueblo un instrumento capaz de motivar la crítica y la polémica. Por eso dice en su editorial: “ECO SUCRENSE ha nacido para ser historia y para hacerla como reflejo y trasunto de sucre”.
Consecuente con ello la edición está dedicada a resaltar los 50 años de su Alma Mater; una extensa y bien documentada investigación sobre la historia del colegio nos muestra, cual radiografía, su pasado esplendoroso y su presente sombrío. Por otro lado, Secundino Silva, rememora la vida escolar de la promoción 1977.
Eco Sucrense es una herramienta para todo aquel que se interese de la verdadera historia; una revista de colección indispensable del san josefino. Eso sí, recomendamos a sus editores tener más cuidado con los errores para la próxima edición.
Eco Sucrense es una herramienta para todo aquel que se interese de la verdadera historia; una revista de colección indispensable del san josefino. Eso sí, recomendamos a sus editores tener más cuidado con los errores para la próxima edición.
Un hombre reencuentra a su tierra
Por Felipe Neri Zegarra
Alfredo Rocha Zegarra ha venido a ponerse al servicio de su tierra, de su pueblo. “El grito de la sangre” ha sonado en su espíritu. Por eso él no podía dejar de venir a empezar la noble tarea de levantar más el ánimo de esta gente de “recia complexión humana” –según sus propias palabras. Nada más bello que este acontecer del destino del hombre y de los pueblos.
Los cielos han querido que al pie del Hushquimuna y el Lanchepata, en el rincón de La Quintilla, se den cosas raras; agua y clima ideales, tierras feraces, de una prodigalidad codiciable, lugares de encantamientos, de algo único, de un no sé qué… Las estrellas parecen brillar mejor que en cualquier otra parte del mundo. El sol caldea las espaldas del labriego, pero para dar a sus pulmones, a sus células, a sus huesos, a sus músculos, más vida…
Es necesario haber vivido íntegramente en este rincón del planeta para darse cuenta sin mayor esfuerzo, de sus anchas bondades y sus atractivos irresistibles. Y tenía que ser Alfredo Rocha Zegarra quien comprenda bien a esta tierra, preñada de una fuerza vivificadora, cósmica. Él la siente en el palpitar de su corazón, la lleva en las entrañas de su alma, la ve a través de la luz de su inteligencia privilegiada, la plasma en sus sueños de artista, se embriaga de entusiasmo deseándole un porvenir grandioso en su visión de profeta, de justicia y de amor… Él, con la hidalguía, la generosidad y bravura de su raza, quiere, en medio de su extrema modestia, inflamar el alma huauqueña para el logro de sus mejores destinos.
Qué bendición la de esta tierra, que muchas veces no hace gala de bienes materiales, que también los tiene, porque cuenta siempre en el momento preciso con genuinos valores humanos como Rocha Zegarra para salir airoso de alguna encrucijada difícil.
Sí, Alfredo Rocha es un valor, un crédito. Es la expresión pura de una raza noble y digna por el lado que se le mire. Pertenece a esa estirpe con la que se nace por razones de sangre, pertenece a ese linaje que no sabe de arrodillamientos, de satrapías, de bajeza humana alguna.
Y por eso él mismo ha preferido este humilde y glorioso rincón como teatro de sus operaciones para la realización de uno de sus más caros desvelos: La educación de la juventud, de la niñez, sin tinterilleos pedagógicos, sin demagogias, sin poses de payaso. Es decir, la educación en el más amplio sentido de la palabra –su calidad polifacética, pluridimensional y humanista indiscutible no deja lugar a dudas-, antes que desempeñar alguna cátedra o cualquier sinecura en una de las mejores universidades del país, por ejemplo. Él no sabe del puesto fácil, mendigado; menos de delirios bolsillistas. Solo entiende de la glorificación del hombre, de la felicidad verdadera, cuando se es justo y se es libre y justo cuando se sirve plenamente, sin reservas, a la humanidad. Y Alfredo Rocha Zegarra es el hombre dado al servicio humano sin mezquindades. Por eso su vida es ya una novela, esperando solamente la pluma que la escriba.
Felicitémonos entonces por tener entre nosotros a este hermano que está dispuesto a servirnos hasta la saciedad.
Por eso es de desear que el valeroso pueblo del Huauco no vaya a incomprender nunca a este gran varón, porque entonces un músculo estaría dispuesto a defenderlo, aunque sea a costa de dejar seguir viviendo.
Si la pluma de Wallace pinta un Ben Hur, ofreciendo sus ejércitos al Supremo Redentor, bien podríamos reunirnos en el pueblo contra el malvado que pretenda inferir algún daño a este caminante en pos de la redención humana.
Página 47 y 48 de Ecosucrense
---------------------------
¡Óyete Carajo!
De Gilmer Felipe Aliaga Reyna
Páginas: 134
Precio: 10 soles
PRÓLOGO
Todas las personas que tuvimos la suerte de conocer, en vida, a Gilmer Felipe Aliaga Reyna, con toda seguridad hemos disfrutado de sus dotes, espirituales, morales e intelectuales que adornaban su personalidad de hombre amistoso, leal, sincero, verdadero, justo y profundamente servicial. Dentro de este marco de cualidades lo que lo hacía más simpático era su carácter alegre, y tenía la virtud de encandilar, por el tiempo que durara compartir con él una reunión. Su exquisita forma de narrar aquellos hechos curiosos, fruto de sus propias experiencias, en el seno familiar, en su vida de estudiante y profesional…
(…)
Fruto de esta experiencia es este libro que lleva el sugestivo nombre "¡Óyete Carajo!" , el cual será un disfrute deleitoso de quienes lo lean no sólo para los que lo hayan conocido , sus paisanos de Sucre, José Gálvez, Celendín en Cajamarca, sino para todo el público lector.
Fruto de esta experiencia es este libro que lleva el sugestivo nombre "¡Óyete Carajo!" , el cual será un disfrute deleitoso de quienes lo lean no sólo para los que lo hayan conocido , sus paisanos de Sucre, José Gálvez, Celendín en Cajamarca, sino para todo el público lector.
No hay duda que el autor cuando niño, adolescente y mayor de edad quiso que se reflexione acerca de la disciplina familiar y escolar, la cual fue rígida con castigos físicos, respaldada por los padres de familia, invitando a las generaciones de nuestros tiempos a comparar con el sistema disciplinario actual.
Agradezco de todo corazón a mis sobrinos, hijos de mi inolvidable compadre Gílmer, por haber querido que sea mi persona que formulara la presentación de esta obra. Ojalá no resulte muy pálida a la valía del autor. Lo hago de todo corazón.
Juan Segundo Zegarra Chávez.
Mi amigo Nevada
En la escuela de primaria 83 tuve entrañables amigos, entre los que se encontraba mi estimado y muy hábil Sergio Zegarra, al que todos conocemos como NEVADA. Tal sobrenombre se lo puso el mismo. Nevada, era uno de los personajes de películas de Cowboys, muy populares en nuestros tiempos y a quién tratábamos de imitar en nuestros juegos. Nevada, era un amigo de una mente brillante y agudo verbo. Se dedicó a la ganadería y ha sido un gran padre y esposo. Crio a sus hijos con las enseñanzas de un buen sucreño.
Con él, tuve la dicha de compartir, estudios primarios y parte de los secundarios en el colegio Javier Prado. En nuestra niñez hemos pasado, como se dice, un sin número de vivencias y peripecias y ya siendo hombres nos hemos reunido para tomarnos unos tragos con mucho cariño y respeto. Siempre lo visitaba cuando llegaba a Sucre, para mayo generalmente o para cualquier otra ocasión. Nos tratábamos como hermanos. Me gustaba su visión de la vida, que fue siempre la más crítica. Cierto día a muchos de los visitábamos Sucre nos aclaró de que él era un hombre libre y que sentía pena por nosotros, y la razón de tal aseveración nos lo explicó con la siguiente cita: "Ustedes, parece que no han leído la Revolución francesa, donde se luchó por la libertad, la igualdad y la fraternidad; y ahora con sus trabajitos, nos resondraba, ¡ojalá no los pierdan!, ya que es lo único que tienen; porque ustedes están amarrados como toros a la estaca y sólo comen hasta donde la soga da; en cambio yo soy un hombre libre, pastoreo por toda la campiña y puedo disfrutar de la vida en cualquier momento, porque en mí reside el patrón y el trabajador, y eso es lo más importante en la vida; ser o buscar la felicidad aunque sea por chispazos". Que gran tipo fue mi amigo Nevada.
Páginas 28 y 29 del libro ¡Óyete Carajo!
Mi amigo Napoleón
Napoleón Sánchez Urrelo, más conocido como "Tagaga", es uno de esas pocas personas que son referentes de un pueblo, no solo por su apego a la tierra que lo vio nacer, sino por su oficio, el de ser periodista. Oficio que lo desempeña muy responsablemente y sobre todo con mucho cariño y pasión, llevándolo a situaciones muy al límite, ya que dicho oficio necesita de personas entradoras y de mucho verbo, es decir "no chuparse" frente a lo que se le pueda venir. Actos que a veces se confundían y más si no eras del agrado de muchas personas. El caso es que nuestro Tagaga era además muy apasionado y romántico, enamoradizo por demás, y en cada fiesta de la Virgen del Carmen donde llegaban chicas de otras latitudes, no dejaba de enamorarse; pero su desgracia estaba en que las escogidas, jamás le dieron bola. Así discurría su afán de conquista a tal punto de que después de tanta insistencia y tanta desgracia, yo le decía: "Hermano, tú donde pones el ojo, otro pone la bala"; siendo que es cierto que las chicas donde Tagaga ponía el ojo se casaban, pero con otro, y de buen partido; mejor que San Antonio de Pencas; por lo que a manera de broma le decía, hermano voy a traer a mis hijas para que les des un ojazo y así ver si algún día se casan.
Pagina 114 del libro ¡Óyete Carajo!
0 comentarios:
Publicar un comentario