Por
Jorge A. Chávez Silva
El momento crítico
que vive Cajamarca, y en especial Celendín, con la amenaza latente que
significa la presencia funesta de un gobernante enclenque y carente de valores
nacionalistas, que por favorecer a la derecha que lo ha secuestrado, no duda en
manipular y corromper a los felipillos que nunca faltaron en la región y en
amedrentar y hasta asesinar a los que están dispuestos a derramar hasta la
última gota de sangre en defensa de la vida, no solo de Cajamarca, sino del
mundo entero.
En esta carrera de la
muerte, emprendida por los sedientos de oro y sangre, con la aquiescencia de un
gobierno mentiroso y traidor, han caído muchos hermanos heridos y cuatro
muertos, dejando en el desamparo a sus familias. Ellos claman justicia y la
ayuda de todos para continuar en su decisión de defender nuestra heredad. Hay
que demostrarle al mundo que lo civilizado es construir, no destruir; que la
razón asiste a quienes aprovechan sabiamente los recursos que nos brinda la
naturaleza, de manera que permanezcan como un legado a las generaciones del
futuro. A los destructores y sus acólitos la historia los juzgará y los niños del futuro los condenarán.
En esta hora aciaga
en que el gobierno parece decidido a cumplir las órdenes de su patrón, el único
recurso que nos queda es la unión de nuestras fuerzas a través de la
solidaridad. No podemos permanecer indiferentes, ni impasibles, mientras
nuestros hermanos dan muestras claras de coraje y valor, debemos ser sensibles
y sensibilizar a los pensantes que creemos que es inaudito y bárbaro atentar contra el planeta,
destruyendo la obra de millones de años por una sed insaciable de oro y de
sangre.
Los que creemos que
el mundo estaría mejor si no existieran estas transnacionales de la destrucción
y la muerte tenemos que manifestarnos ahora, a través de los BONOS DE LA
SOLIDARIDAD, que el Comité de Apoyo a Celendín - Cajamarca ha sacado a la venta para
atender las necesidades más urgentes de los caídos y sus familias. Colaborar
con un bono es apoyar con firmeza a la sensatez, es decirle NO a los ambiciosos
y ávidos de riquezas y de sangre, es no permitir que los felipillos de turno le
limpien el camino a los jinetes apocalípticos de la muerte.
¡HERMANO, ESCUCHA LA
VOZ DE TU CONCIENCIA. CONGA NO VA, NI HOY, NI NUNCA!
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