Por Jorge Horna
Cobijados bajo el sugestivo
cielo de nuestra tierra, nacieron en el siglo XIX: don Pedro Ortiz Montoya,
Pedro García Escalante “El Búho”, Nazario Chávez Aliaga, David Sánchez Infante;
y se dieron a la tarea de escribir, a versificar los torrentes de imaginación e
ideas para traducirlas en palabra embellecida.
Teniendo en cuenta la
cronología de las fechas de nacimiento de estos poetas, aquí estos breves
apuntes.
Pedro
Ortiz Montoya (Celendín, 1853) es el
primer poeta del que se tiene noticia; dedicado a la docencia en su tierra fue
uno de los impulsores de la creación del colegio particular “Celendín”, que
años después dio origen al colegio “Javier Prado” (hoy IE. “Coronel Cortegana”)
De su inspiración, un
fragmento del poema A Celendín:
Lirio
gentil que floreces
en
las hermosas praderas,
que
extiende a las riberas
del
coloso Marañón.
¡Celendìn!
patria amada
precioso
edén encantado
por
ti siempre enamorado
latir
siento el corazón
Del
inca en la tierra clásica
formas
la mansión querida
preciosa
perla escondida
en
la región andina;
y
un porvenir luminoso
te
sonríe patria amada,
en
la tierra afortunada
el
Perù septentrional.
Pedro
García Escalante (Huacapampa, José Gálvez, 1886) solía usar el seudónimo “El Búho”. También fue docente y
director de educación primaria en su lugar de origen. Dirigió publicaciones
periódicas: “El Cometa”, “El Progreso” y otras.
Aquí dos estrofas de su
poesìa:
PRELUDIO (Canto épico)
Yo,
ante el recuerdo de tu patria historia
templar
mi lira con fervor quisiera
si
de la musa el cantar tuviera
el
ritmo dulce que eterniza gloria.
Mi
pobre musa con su ignota lira
apenas
puede preludiar su canto,
y
sólo la fuerza del deber levanto
mi
voz escasa que sin eco expira.
Y
sólo acepta por su hazaña el canto
que
es un poema que a tu historia adhiero,
y
el recuerdo de tus glorias quiero
sublime
lira mi poder no es tanto.
Nazario
Chávez Aliaga (Huauco, Sucre, 1891). Se
abocó al periodismo y dirigió el periódico “El Perú” en la ciudad de Cajamarca;
ensayista y cronista de su época, devino en la actividad política, sus
fluctuaciones al respecto son controversiales y polémicas. Publicó varios
libros de poesía y abrazó la corriente Vanguardista.
De don Nazario mostramos un
fragmento de su poema:
HORA GRIS
Es
tarde. La lluvia cae lenta
Las
sombras se acuestan muellemente en los llanos
La
luz va muriendo en mi propia presencia
Y
en mi alma ha clavado sus garras la tristeza…
Es
tarde. La lluvia cae lenta,
el
dolor golpea mi casa como un mendigo
el
silencio grita como ganso en mi pecho
y
una noble amargura se hospeda en mi alma.
Es
tarde. La lluvia cae lenta,
no
sé que soledad me ha invadido,
que
al querer protestar de esa amargura,
agonizan
mis palabras
como
cisne en la sangre.
David
Sánchez Infante (Sorochuco, 1895);
este gran sorochuquino, para gloria de todo Celendín, desplegó en su corta
existencia una actividad fructífera en aras de la justicia social y las
reivindicaciones y las esperanzas populares. Fue docente en el colegio
“Celendín” de aquellos años; propició en la ciudad un espacio
educativo-cultural denominado “Asambleas Sabatinas”. Una de sus producciones
literarias más logradas es “El Nuevo Evangelio de Celendín”. Dirigió con
coraje, en Lima, la revista “Integridad”.
De Sánchez Infante esta
muestra poética:
MI ANHELO
Si
tú me preguntaras patria mía
cuál
es única gloria que anhelo,
para
que tú con amoroso celo
me
la concedas, como madre, un día.
Emocionada
el alma de alegría,
a
ti que eres mi amor y mi consuelo,
con
filial devoción y sin recelo
sólo
de morir por ti, te pediría.
Morir,
por defender tu sacrosanto
e
inmaculado honor, en cruento duelo,
para
que, en premio de que amo tanto
Y
al brindarte mi vida toda entera,
me
des por tumba tu bendito suelo,
y
por mortaja tu feliz bandera.
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