César Vallejo con su obra poética inaugura en la literatura peruana y latinoamericana la libertad de la escritura, y el sustento de su propuesta es el vínculo entre palabra y realidad vivida: “…Vallejo encuentra la verdad humana ahí abajo, a ras del suelo (…) establece una fusión indisoluble entre verdad y poesía…” (Saúl Yurkievich. El humanismo de C.V.)
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Los
frutos literarios del poeta santiaguino (1892 – 1938) han sido estudiados,
analizados y confrontados por investigadores
de diversos perfiles y especialidades (literatos, sicólogos,
periodistas, sociólogos, historiadores, antropólogos) en prolíficos textos que
desafían nuestra capacidad de lectura y reflexión.
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En
el libro Poemas Humanos de César
Vallejo publicado póstumamente el año 1939, está incluido el poema “Los nueve monstruos”.
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Intento
en esta breve nota realizar un acercamiento a la semántica del aludido poema.
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César
Vallejo elabora su mensaje humano cuando advierte que en una sociedad de
desigualdades enormes, la adversidad y la aflicción para una inmensa mayoría se
torna en tormento; las clases sociales
dominantes destruyen a los otros para perennizarse en el poder.
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Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el
mundo a cada rato,
crece a treinta minutos
por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del
dolor, es el dolor dos veces
y la condición del
martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
(…)
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De
modo no declarado, disimulado, oculto, soterrado se provoca sufrimiento; sin
embargo éste crece y se multiplica cotidianamente.
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Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el
pecho, en la solapa, en
(la cartera)
en el vaso, en la
carnicería, en la aritmética! (…)
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Es
el dolor humano evidente, que aflora y recorre de pies a cabeza y cala en el
alma.
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Jamás, señor ministro de
salud, fue la salud
tan mortal
y la migraña extrajo
tanta frente de la frente!
y el mueble tuvo en su
cajón, dolor,
el corazón, en su cajón,
dolor, (…)
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No
hay circunstancia que no sea invadida por la desdicha de ser pobre, se mueve y
se reproduce porque es consecuencia del poder de unos contra otros como signo
de dominación.
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El dolor nos agarra,
hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los
cinemas,
nos clava en los
gramófonos,
nos desclava en los
lechos, cae perpendicularmente (…)
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Vallejo
en su propósito de hacernos entender con crudeza el sufrimiento, recurre a la
personificación y nos dice que el pan (alimento de sobrevivencia de los pobres)
es negado en provecho de intereses mezquinos.
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Y también de resultas
del sufrimiento, estoy
triste
hasta la cabeza, y más
triste hasta el tobillo,
de ver el pan,
crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
(…)
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En
los últimos versos de “Los nueve monstruos”, César Vallejo expresa su agobio,
cuestiona con reiteración al ministro de salud (representación del poder
estatal), e invoca a todos los que sufren la opresión, a los saben de ella, a
iniciar y cumplir la noble tarea de liberar a nuestro pueblo y construir una
sociedad diametralmente opuesta a la actual.
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Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no
puedo y
ya no puedo con tanto
cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y
tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud:
qué hacer?
Ah! Desgraciadamente,
hombres humanos,
hay,
hermanos, muchísimo que hacer.
Jorge Horna
Lima, 15 de abril de 2011
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