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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

lunes, 22 de mayo de 2017

Fuscán: "Lecturas selectas sobre Cajamarca", Los "olvidos" de Luzmán Salas Salas.

Por Jorge Antonio Chavez Silva.

Hemos leído con suma atención el libro "Lecturas selectas sobre Cajamarca", de Luzmán Salas, y la sensación que nos ha quedado es que, para el autor, fuera de Cajamarca, en el resto del departamento, creativamente, no sucede nada. Nadie piensa, nadie escribe, nadie hace arte, nadie, en suma, puede disputarle la supremacía intelectual a Cajamarca.

Luzmán Salas Salas, un cutervino prohijado en Cajamarca, ex decano de la Facultad de Educación y secretario general académico de la Universidad Nacional de Cajamarca, que, según reza la contratapa de su libro, es "el escritor que más ha investigado, valorado y difundido la producción literaria de Cajamarca", al parecer cree que más allá de la capital del departamento y región, Cajamarca es un desierto intelectual. En lo que se refiere a Celendin, por ejemplo, olvida en el campo de la literatura la obra de Alfonso Peláez Bazán, ganador en 1944 del Premio Nacional de Fomento de la Cultura Ricardo Palma (por lo que el Ministerio de Educación publicó Tierra Mía, un libro mítico, que recoge parte de su producción literaria de entonces, junto a las de Porfirio Meneses y Francisco Izquierdo Ríos). Olvida también la internacionalidad de la obra de Armando Bazán. Para no hablar ya, más actualmente, de los premios obtenidos en el Perú y el extranjero por Alfredo Pita y José de Piérola, de la producción poética de Jorge Horna y Jorge Wilson Izquierdo (sobre cuyos poemarios he leído, sin embargo, comentarios suyos). Todos ellos quedan hundidos en un olvido no ominoso, sino sospechoso y cómico. Si Salas Salas menciona a Julio Garrido Malaver como celendino, es porque su dimensión como poeta es trascendente como la piedra inmemorial a la que cantó.

Salas Salas cita en varias oportunidades a Nazario Chávez Aliaga como fuente de información, más no como escritor, ni ensayista.

En el colmo de la audacia, o ignorancia, dice que el gran Jorge Diaz Herrera nació donde no nació, ni biológica ni intelectualmente. Dice: "Insigne y laureado poeta, cuentista y novelista. Nació en Cajamarca en 1941...", cuando todo el mundo sabe de la cuna celendina de nuestro versátil escritor. Emplear "cajamarquino" en lugar de "celendino", en nuestro caso, es engañoso e intencional. Esta circunstancia, el mismo Diaz Herrera se cuida de recalcar ante sus editores y nos la ha ratificado en carta dirigida a CPM y a mi persona:

A Jorge Chavez Silva
Querido Jorge

"Te agradezco nuevamente por tu generoso empeño en difundir las cosas que escribo. La verdad lo que más me gustaría es viajar a nuestra tierra, ojalá en tu compañía. Y conversar con la juventud celendina acerca de tantas palabras que le debo a nuestra cultura".

"Pienso además que sería una oportunidad para poder desarrollar una serie de temas y para obsequiar una (o más ) colección (nes) de mis obras (hablaria con los editores) a la biblioteca o bibliotecas celendinas. Además, podríamos, con el auspicio de mi editor actual, presentar una feria del libro con títulos de muchísimos autores a precios que trataría de convencer a los editores fueran de lo más asequibles"

"Ya te he confesado antes que Celendin solo existe en mis cavilaciones merced a los inacabables e incomparables relatos que de nuestra tierra me hacían mis abuelos, que fue con quienes me crié. Me sacaron de ese paraíso a menos de dos semanas de nacido. Pero es como si siempre siguiera allí".

"Bueno, querido Jorge, ya seguiremos conversando".

Un gran abrazo shilico,
Jorge Diaz Herrera.

Para completar esta exposición de carencias de información, digamos, Salas Salas olvida, entre los pintores al gran acuatelista Alfredo Rocha Zegarra, artista reconocido por otros autores, más certeros e imparciales, que recogen la huella de su paso por el Cuzco y por Europa.



No hablemos ya de otros personajes epónimos celendinos, de forjadores de cultura que tienen un sitial bien ganado en la historia del departamento. Citamos para muestra los casos de David Sanchez Infante, Pedro Ortiz de Montoya, Antonieta Inga del Cuadro, Augusto G. Gil Velásquez, Arístides Merino, etc.

No creemos equivocarnos si decimos que el cutervino Salas Salas, contagiado de la animadversión ancestral de los cajamarquinos hacia los nacidos en Celendin, obvia antojadizamente y voluntariamente a nuestros coterráneos de la historia cultural que intenta pergeñar en el libro citado, en el que cita a los citados por su lugar de origen, minimizando a los nuestros.

Porque finalmente no creemos que sea ignorancia ni olvido, a Salas Salas, a alguien que se precia de ser "el escritor que más ha investigado, valorado y difundido la producción literaria cajamarquina", le decimos que puede actuar de esta manera, si quiere, pero nunca olvidar que su versión de la aventura cultural cajamarquina no pasa de ser eso: su versión, apenas, nada más.

Fuente: Revista de CPM Fuscán N° 13 de Agosto \ Setiembre de 2009.

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