HOY
ME HA HABLADO UNA MUJER
Ella
tiene rasgado el vestido verde,
tiene
el cabello níveo manchado,
tiene
la respiración violada
y con
su voz de triste deidad
me
ha invocado poemas
bajo
el testigo cielo, y los escribo
en las
duras rocas de sus caderas;
me ha
pedido
acariciar
las cimas que descansan doloridas
sobre
su caluroso pecho.
Las
selvas pardas
entre
algunas partes de su cuerpo,
los peces
encantados de su vientre
y las
mansas palomas
que vuelan
en su mirada celeste
son vaivenes
sedientos de besos.
Su
cuerpo atado a rudas cadenas
me ha extendido su aliento
de mujer
enamorada,
sus albos
cabellos han llovido en mi cuerpo
en todos
los continentes,
humedeciendo
sus ojos
hasta
llenarse en su corazón oceánico.
Me
ha pedido no ser egoísta, ni celoso,
ella
quiere abrazar, besar, acostarse, levantarse
y fecundarse
con el amor de todos los hombres
en una
cama nupcial cual paraíso
lo estamos
perdiendo.
Una
espada entre los sagrados templos,
encaje
en las manos de un millón de ángeles
y castigue
al monstruo que
está
violando todos los lados de su cuerpo,
al que
rompe las leyes sagradas,
Al que
impone las leyes asesinas.
Me
han hablado sus labios de flor marchita,
a resucitar
su primavera
cual
espera de regeneración,
reposa
en su útero luminoso.
Su
mirada desmayada desfallece la vida
bajo
el atisbo de Dios.
Y
pienso, invoco y llamo,
a despertar
en ejércitos gloriosos,
a dormir
a los monstruos,
a liberar
la ternura de los cristales ilusorios
ante
el llamado de la hembra delirante.
Ella
es el aire que respiro,
el agua
que bebo,
el alimento
que como;
ella
es mi casa,
ella
es mi vida,
ella
es la tierra.
Del libro Revelaciones del Quishuar de Walter Castañeda, página 23 y 24
1 comentarios:
Que poema tan genial, rescata esencialmente lo nutrido del problema
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