Por: Tito Zegarra Marín
A
propósito de la fecha indicada, permítame algunas reflexiones. Creo que muchos
celendinos no valoramos a cabalidad la condición de ruralidad de nuestra
provincia (alrededor del 75%). Lo que quiere decir, que aún somos poco conscientes de que la
provincia está poblada mayoritariamente de campesinos, de hombres y mujeres que viven y mueren en el campo.
Humildes madres campesinas / Foto CPMII.
Para
muchos que vivimos en la ciudad pareciera
que ello es intrascendente y poco importa
contar con una fuerte realidad rural
en nuestro entorno; y en varios casos, hasta somos ajenos e
indiferentes con esa dispersa y voluminosa
población de campesinos que aún arrastran
atraso y miseria.
Sin
duda, la modernidad nos obliga a cambiar de mentalidad y actitud. Cada día que
pasa nos vemos empujados a involucrarnos mucho más en la complejidad social de
las medianas y grandes ciudades, pues en ellas existen mejores servicios, posibilidad
de educarse, trabajar y de “pasarlo mejor”, consecuentemente nos olvidamos del
campo y de su población, que son fuentes directas de donde proviene nuestro sustento alimentario diario.
Nuestra
población campesina es pues mayoritaria, de mucha importancia e incidencia en la vida
social y económica de la provincia. Lamentablemente aún vive
dentro de esa odiosa y alargada situación de exclusión social: pobreza y
extrema pobreza (64.7 % y 32.9 %), carencia mayoritaria de servicios básicos:
agua potable, luz, atención en salud, (un caso: la comunidad de Pariapuquio, a 20
minutos de Celendín, no cuenta con energía eléctrica), poca capacidad y
oportunidades productivas y crecientes
oleajes migratorios. Y qué decir de la
educación, aunque el Gobierno Central diga que hemos mejorado y el
analfabetismo ha desparecido, creo se ha hecho muy poco y seguimos por
alrededor de 20% de gente que no sabe leer ni escribir.
Es
cierto sí, que en algunas aspectos el campo
ha cambiado: las zonas altas y medias están
ahora dedicadas a la producción ganadera
lechera, producimos más de 60 mil litros de leche por día y contamos con
15 centros de enfriamiento, las trochas de carretera se han ampliado a varios
centros poblados, se han creado importantes mercados pecuarios al interior, existen
fuertes proyectos mineros en Sorochuco y otros distritos, y algunos servicios
básicos tratan de implementarse. Pero ello no es suficiente, porque la realidad
en el campo sigue siendo contundente:
miles de familias continúan atadas a la pobreza y abandono.
En
esas condiciones poco se tiene que destacar en esas celebraciones, pues su
calidad de vida en lo substantivo sigue igual y su condición de masa humana
excluida en casi nada ha cambiado. Pero
no faltarán actos y reuniones formalistas, cursis y nada diferentes a años
pasados, llenas de saludos y mensajes, y hasta añoranzas, pesares y esperanzas por su
situación de atraso. Y como ya pasaron las elecciones, no habrá regalos, comelonas
ni dinero a cambio de votos.
Mientras
tanto, ese hombre del sombrero, poncho y ojotas, seguirá cultivando la tierra casi siempre sedienta de agua, poniendo en el mercado sus pocos productos
alimenticios a precio que nosotros imponemos, sintiendo no
poder vivir al lado de sus hijos porque
sus tierras no dan para más y muchas
veces, soportando maltratos, actitudes peyorativas, olvidos e injusticias. Pero
al parecer, tiempos de cambios se anuncian y ojalá sea efectivamente así, para y
a favor íntegro del campesinado.
PD. Con relación a la construcción del mercado,
el congresista Rebasa, en su momento, comunicó que había incluido en el
presupuesto de la República 9 millones de soles para su culminación e hizo entrega pública del facsímil gigante
del cheque por ese monto. Al poco tiempo se comunicó que no había ni un sol. Increíblemente
una grotesca burla al pueblo celendino.
Hace
unos días el actual Ministro de Educación V. Díaz Chávez, en ceremonia llena de aplausos y regalos, anunció que se ha destinado 22
millones de soles para la reconstrucción del Colegio Coronel Cortegana.
Esperamos que así sea, pero cuidado que se repita lo de su compañero Rebaza, y
fácilmente se diga que el nuevo gobierno no quiso soltar la plata.
Finalmente, la Municipalidad Provincial,
instituciones y la sociedad civil deben movilizarse para que los tramos
siguientes del asfaltado de la carretera sean adjudicados a la empresa Cosapi
Translei. Las razones son obvias.
NdeR: El artículo de nuestro colaborador, el
sociólogo Tito Zegarra Marín, toca la situación lacerante de los campesinos más
pobres.
El desarrollo integral de la población campesina
debe efectuarse independientemente de los grupos de poder económico que, en el
caso de Celendín, las empresas mineras pretenden aprovechar y manipular, con
afanes de lucro.
Es deber del Estado peruano enarbolar políticas para
fomentar el mejoramiento de las labores agrícolas y ganaderas de nuestros
campesinos, a la par de dotarles de los servicios básicos indispensables y
darles la oportunidad de ser partícipes de los avances de la modernidad,
respetando su identidad cultural y social.
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