Por Enrique Chávez
El sendero de la ucronía no es mi favorito. Creo que seguirlo, 
puede incluso ser dañino para el aventurero, tornándose en un verdadero 
instrumento de laceración y martirio. Pero aun creyendo que esto es así,
 inexplicablemente,  las preguntas ucrónicas nacen casi a diario en mis 
pensamientos. Después de todo, ¡qué tentación irresistible es pensar en 
lo que pudo ser y no fue!
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| Antología ”Hitler Victorioso”, de Benford | 
 Lo ucrónico es –irremediablemente- parte de nuestras vidas. ¿Quién 
no ha intentado reconstruir en su mente cierta circunstancia, dando por 
supuestos hechos que no sucedieron, pero que habrían podido suceder? 
Difícilmente se escapa de los pensamientos ucrónicos; éstos están 
presentes no sólo a lo largo de nuestra vida, sino incluso a lo ancho de
 todos sus aspectos.
Existen ucronías muy conocidas y de alta connotación social e 
histórica, que hasta se han plasmado en verdaderas obras de ciencia 
ficción. ¿Que hubiera pasado si los aliados hubieran sido derrotados en 
la Segunda Guerra Mundial? Esta es una de las ucronías más famosas, 
inspiradora de un sinnúmero de relatos, como la antología ”Hitler Victorioso”, de
 Benford y otros. En fin, el reino de lo que pudo ser, ha sido abundante
 hontanar de inspiración literaria. Pero a lado de las ucronías famosas y
 de tanta incidencia histórica, en un lugar no menos importante, se 
encuentran las ucronías personales (por llamarlas de algún modo); 
aquellas que no tienen ninguna trascendencia en la historia de la 
humanidad y son parte sólo de nuestra vida personal: “si no hubiera ido a
 ese baile…”, “si hubiese intentado besarla…”, “si no hubiera dicho 
eso…”
Quién no ha construido ucronías, quién no ha pensado en lo que pudo 
ser. Lo complicado viene cuando la ucronía nos invade hasta el punto de 
recriminarnos ciertas cosas o acciones del pasado, y comenzamos a 
adjudicarnos culpabilidades que pronto terminan haciendo insoportable el
 presente.
Todos andamos, alguna vez, por el sendero de lo ucrónico. Meditando, 
especulando, rumiando un presente ficticio sustentado en un hecho que no
 fue, pero que pudo haber sido.
A mí, la ucronía me causa repulsión, no me gusta, la detesto, pero no
 puedo evitarla: si hubiera pasado más tiempo con mi padre, luego de que
 le detectaran ese mortal cáncer, talvez este vacío no sería tan grande.
 Si hubiera decidido terminar la carrera de Profesor de Matemática que 
emprendí al terminar la secundaria, hoy estaría luchando por un 
nombramiento o me habría nombrado ya, quíen sabe cómo sería mi vida. Si 
no hubiera leído a Martha Harnecker, Politzer, Marx y otros con tanta 
asiduidad, talvez - en la última elección – hubiera votado por PPK y 
Keiko, ignorando el pasado de ambos personajes… Son tantas las preguntas
 ucrónicas que me asaltan.
Si no hubiera tenido este Guilláin Barré, ahora estaría rumbo a San 
Bernardino, a “fiestear” por el aniversario del Club Deportivo “Corazón 
de Jesus”, y ni hubiera escrito estas líneas, ni usted estaría 
leyéndolas.
En fin, si usted no hubiera  abierto este enlace, ni pudieras conocer
 lo que ahora cuento, ni yo podría tener el honor de que usted me lea. 
La ucronía, tan presente en nuestras vidas, tan parte de nosotros, 
tan útil en ciertos casos, tan dañina en otros. Ucronías que hubieran 
cambiado la historia como aquella de si Cristo nunca hubiera existido; 
ucronías tan insignificantes como esa que pregunta qué hubiera sucedido 
si nunca hubiera escrito esto, o si usted hubiera decidido no leerlo.
 
 
 
1 comentarios:
”Escribir historia sobre la base de “qué hubiera pasado si” es probablemente algo absurdo, que no sirve ni siquiera como advertencia sobre las bondades o maldades del camino seguido por la humanidad. Y es que plantear una historia alternativa en términos medianamente científicos es algo notoriamente estéril, porque significa especular sobre una concatenación de hechos que se van abriendo en un abanico de infinitas posibilidades. En cambio, escribir ficción ucrónica que altere los hechos históricos es una forma atractiva de creación, donde el autor moldea los sucesos con la intención de crear situaciones que provoquen reacciones en los personajes, diferentes a las que se pudieran haber dado en una situación real y permite disponer de un margen amplio de maniobra al no verse encorsetado por el rigor histórico que muchas veces parece exigírsele al escritor”.
Kike, gracias por esta entrega. Me ha hecho pensar en lo que escribo: hay algunos cuentos que me parecen estar dentro de la ficción ucrónica como “El Condenau” publicado en Chungo y batán, que esta basado en hechos reales, aunque no son de los llamados históricos ya que los humildes no figuran en ésta clase de situaciones, pero que termina alterando hechos, como la muerte del mismo condenau,que nos llevan a la reflexión. Nuevamente gracias y te felicito por hacernos ingresar a esta clase de lecturas. Un abrazo
José Luis Aliaga Pereyra
Palujo
(iniciales de mi nombre y apellidos al revés)
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