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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

martes, 11 de abril de 2017

(CONCIENCIA CRÍTICA) A LA M, DIJO INDIGNADA LA NATURALEZA…

Por Mario Peláez Bazán

Ninguna persona en sus cabales podría negar la generosidad de la naturaleza. Allí están a disposición su fauna y flora; sus cerros, montañas y quebradas; sus desiertos, bosques y tierras; sus múltiples climas, aromas y colores y por supuesto su belleza, también para deleite de los dioses… 

Sin embargo no olvidemos que la Tierra (la naturaleza como su conciencia simbólica) requiere de desperezarse de tiempo en tiempo, de exhalar energías concentradas, de pulirse, de desplazarse, de reubicar grandes masas, de reajustarse: de transformarse dialécticamente; y luego volver a un nuevo equilibrio con renovados ritmos y humores. Procesos inevitables que lamentablemente ocasionan grandes males, con urgidos sufrimientos y crónicos miedos. Así ha sido a lo largo de miles de millones de años.

Pero a partir del Siglo XX, la naturaleza se exacerba, potencia sus respuestas: una ira lujuriosa comanda su dinámica, que se manifiesta en eventos de muerte y destrucción, a modo de cataclismo.

¿Qué ha pasado con el tradicional comportamiento de la naturaleza? ¿Quiénes son los culpables de las temperaturas infernales, de los deshielos, de las sequías, inundaciones, terremotos, huaycos, tifones, huracanes?. Los culpables son de carne y hueso, con nombres y apellidos y alias empresariales. Ellos pervierten las aguas de los ríos y mares, talan los bosques inescrupulosamente, extraen sin tregua elementos de las entrañas de la Tierra, especialmente minerales. Todo lo cual genera, el CAMBIO CLIMÁTICO. La regresión del clima por la emisión de efecto invernadero, ha pedido expreso del modelo industrial neoliberal: del mercado cada día más sofisticado y exigente. Entonces mientras no cambie el modelo industrial, lo demás solo será canto de sirenas y cínicos protocolos. Desde luego el neoliberalismo fundamentalista considera que esta argumentación es pregón de los comunistas, bla, bla, bla. Desconociendo que la ciencia ha ratificado sinnúmero de veces que el calentamiento global es resultado de la acción concreta de los seres humanos.

Con el Perú la naturaleza viene ensañándose. Lamentablemente los pobres son los que más sufren los estragos. El Estado siempre presente a destiempo; lo que evidencia una doble responsabilidad: ser cómplice del calentamiento global; y no contar con políticas y acciones preventivas que de tenerlas mitigaría el sufrimiento y los costos serían menores; peor comportamiento sabiendo que en el Perú los Niños son caseritos… Es inconcebible, perverso y sin atenuantes su proceder.

Peor aún: han colapsado 157 puentes y 52 con considerables daños, a lo largo y ancho del país, aislando poblaciones enteras. ¿Los culpables?. Los gobiernos regionales y municipios, con Castañeda a la cabeza. ¿Y las universidades?. Con algunas excepciones, ellas están cautivas, hipnotizadas con la posmodernidad y la globalización, y no con los conocimientos requeridos por el país. Sus egresados, en este caso ingenieros, son “disque duchos” en diseños y construcciones ampulosas, pero cero en conocimientos de hidrografía, de las geografías y los microclimas del Perú.

Felizmente el Perú es grande, porque grande es su historia andina, por eso mismo colmado de Evangelinas Chamorro. Gracias, madre coraje, por su heroísmo, por su lección que agiganta la solidaridad de la sociedad civil, y que la propia naturaleza, pensativa, celebra indulgente y alborozada… (Hasta el próximo domingo, amigo lector)

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