|  La
 nueva fiebre del oro y otros minerales avanza en México: Detona 
conflictos sociales y esparce violencia al desplazar pobladores, crear 
tensiones sociales y desatar represión policíaca o militar en 
comunidades cuyos habitantes se oponen a la depredación de los 
megaproyectos mineros, impulsados sobre todo por compañías canadienses, 
entre otras, First Majestic Silver Corp. Esta información no proviene 
sólo de ejidatarios afectados ni de partidos opositores, sino del propio
 gobierno federal. 
 
 
 
Fuente: Proceso 
 
En 2013 se identificaron 26 conflictos sociales en el país, 
provocados por la contaminación ambiental, restricción o escasez de agua
 en comunidades, despojos territoriales, cambios de uso de suelo y 
violaciones a derechos humanos en 18 entidades, de acuerdo con datos de 
la Comisión para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México (CDPIM) 
de la Secretaría de Gobernación. 
 
Según el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina 
(OCMAL), los estados de Baja California, Chihuahua, Coahuila, Durango, 
Guanajuato, Guerrero, Estado de México, Michoacán, Morelos, Puebla, 
Querétaro y Veracruz tienen al menos un conflicto de esa naturaleza. 
Baja California Sur, Chiapas y Jalisco registran dos conflictos cada 
uno; San Luis Potosí y Sonora, tres, y Oaxaca al menos cuatro, 
relacionados con actividades extractivas. 
 
La situación es llamativa incluso en el contexto internacional pues, 
según cifras de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe 
(Cepal), México es uno de los cuatro países de la región que acumulan 
más conflictos socioambientales derivados de la minería, puesto que 
enfrenta 26, igual que Argentina. En primer lugar figuran Perú y Chile, 
con 33. 
 
En su Estudio de la minería en México, un análisis comparado con 
Canadá, la CDPIM cita las conclusiones a las que ha llegado la relatoría
 especial sobre derechos de los pueblos indígenas de la ONU; por 
ejemplo, esta instancia menciona la violación de derechos territoriales y
 la falta de consulta pública como origen de esos conflictos, además de 
la presión de las industrias extractivas, que complica la realización de
 modelos de gobernanza (Proceso 1937). 
 
Para la CDIPM, el problema de fondo radica en la corrupción que 
prevalece entre las empresas y las instancias gubernamentales del 
sector. 
 
Poder trasnacional 
 
Antiguo enclave minero en el Bolsón de Mapimí, el de Ocampo, 
Coahuila, es uno de los tres municipios con mayor extensión territorial 
del país. Según los datos del Instituto Nacional de Geografía y 
Estadística (Inegi), está semimarginado, incomunicado y con una 
creciente expulsión poblacional. 
 
Su potencial minero recobró importancia hace algunos años y desde 
2006 la empresa canadiense First Majestic Silver Corp. compró La 
Encantada, una mina de plata y plomo en presunta decadencia que ocupa 4 
mil 76 hectáreas. 
 
El estudio de la CDPIM refiere que las operaciones de First Majestic 
ahí "no sólo se caracterizan por la corrupción y el desentendimiento de 
las autoridades a la problemática social, sino también por ser una de 
las minas que más gana y que menos retribuye" a la comunidad y a la 
Secretaría de Hacienda. 
 
La minera desarrolló sus actividades en territorio ejidal, y en 2004,
 cuando la Secretaría de la Reforma Agraria (SRA) ordenó que entregara 
las tierras al ejido, personal de la dependencia elaboró documentos 
alterados que hicieron imposible a los ejidatarios tomar posesión del 
terreno. 
 
La mina La Encantada demandó un amparo, que le fue rechazado en 2006.
 La sentencia definitiva concluyó que la empresa no había demostrado la 
propiedad de las tierras; en cambio, los ejidatarios sí lo hicieron. Con
 todo, las maniobras de la delegación estatal de la SRA volvieron a 
impedir la entrega del fundo. 
 
En 2011 los comuneros iniciaron un litigio en el Tribunal Unitario 
Agrario con sede en Torreón, que hasta la fecha no se ha iniciado debido
 a las prácticas dilatorias que siguen favoreciendo a la minera 
canadiense. Por ejemplo, en esa instancia argumentan que no se ha podido
 emplazar a la trasnacional porque en las oficinas no reciben al 
actuario. En un hecho inusual, la presidenta de dicho órgano 
jurisdiccional, María Oralia Aguilar Ruiz, decidió notificar a la 
empresa en Calgary, Canadá, donde First Majestic tiene su sede 
corporativa. 
 
En ese tribunal los comuneros reclaman mil 342 hectáreas ocupadas de 
manera ilícita por la minera, además de que ésta construyó y aprovecha 
un camino de 15 metros de ancho y cinco kilómetros de longitud sobre los
 terrenos ejidales, sin pagar ningún derecho de uso, como tampoco lo 
hace por la servidumbre de paso de una tubería de agua y una línea de 
electricidad. 
 
En sus tierras la empresa construyó un complejo de 300 viviendas, un 
hotel y una casa club para ingenieros, además de la infraestructura 
minera y una pequeña pista de la que despegan aviones cargados de 
mineral. 
 
La Encantada es la principal explotación de First Majestic en México,
 que en 2012 reportó una utilidad bruta de mil 464 millones 679 mil 
pesos, pero sólo pagó 0.004% (68 mil 160 pesos) por derechos mineros. 
 
Se trata de una mina subterránea donde se utilizan los procesos de 
cianuración y flotación para obtener plata. Aunque se supone que es un 
procedimiento extractivo menos peligroso que otros, el comisariado 
ejidal de Tenochtitlán, Mario Valdez, señala que desde hace años los 
animales empezaron a morir cuando pastaban cerca de la mina. 
 
"La madera en la que transportan el cianuro está regada por todas 
partes como si fueran envolturas de chicle. Es una barbaridad de 
contaminación. La suspensión de partículas es visible, pero ninguna 
autoridad ambiental les pone freno", dice. 
 
Para obtener una concesión minera y permisos ambientales se debe 
demostrar la propiedad del terreno, pero los permisos se le siguen 
otorgando a la trasnacional. El 24 de abril de 2008, First Majestic 
obtuvo la autorización ambiental para construir una "planta de 
lixiviación dinámica y presa de jales", que ocupará más de 14 hectáreas 
correspondientes al predio que reclama el ejido. 
 
Los comuneros, en su mayoría hombres y mujeres de edad avanzada, 
realizaron una protesta el pasado 26 de junio. Sin embargo, la noche del
 27 fueron detenidos por la Policía Investigadora de Coahuila, que los 
llevó a Múzquiz, Monclova, Cuatrociénegas, San Pedro de las Colonias y 
finalmente a Laguna del Rey, un recorrido inexplicable de 700 
kilómetros. 
 
"Fue un levantón intimidatorio que terminó en una Agencia del 
Ministerio Público. Fuimos acusados de ataques a las vías de 
comunicación", dice el campesino. Ahí los obligaron a firmar una 
declaración previamente elaborada y sin asistencia de un abogado. Los 
dejaron libres en esa comunidad, desconocida para ellos, pero los 
reaprehendieron una hora después. 
 
En aquella zona dominada por el narco y donde cualquiera puede 
desaparecer, dos de los ejidatarios de Ocampo temieron por su vida y 
trataron de huir de los policías. Ahora enfrentan un proceso por 
"evasión". 
La denuncia penal que dio origen a esa averiguación previa fue 
interpuesta por ejecutivos de First Majestic, cuyo equipo jurídico no 
puede aceptar notificaciones agrarias. 
 
El 25 de noviembre, en una diligencia en la que el comisariado Mario 
Valdez intentó que se desestimara la querella porque el camino no forma 
parte de la red del gobierno estatal, no se ubica en ningún registro 
federal y los documentos confirman que ese lugar pertenece al ejido, el 
delegado de la procuraduría estatal en la región centro de Coahuila, 
Santos Vázquez, les dijo a los comuneros que el camino era de la mina, 
pues de lo contrario lo hubieran arreglado hace años. 
 
En resumen, "nos acusan de ataques a las vías de comunicación por un 
camino que no está registrado en ninguna parte y en tierras que son 
nuestras". 
 
Por el despojo, las condiciones irregulares de su operación, sus 
escasas contribuciones y pagos de derechos, así como por la complicidad 
de autoridades y la represión contra quienes se le oponen, el caso de 
First Majestic fue considerado con especial énfasis en el informe de la 
CDPIM. 
 
Ahí mismo, en La Encantada, la Organización Familia Pasta de Conchos,
 integrada por víctimas y familiares de víctimas de la minería en 
Coahuila, denunció la muerte de la trabajadora María de la Luz Piña, una
 joven abogada que ante la falta de oportunidades en la región se fue de
 minera y murió en un traslado. El caso se publicó en Proceso.com.mx el 
pasado 6 de mayo. 
 
First Majestic también enfrenta la oposición a la instalación de una 
mina en la Sierra de Catorce, en Real de Catorce, San Luis Potosí, un 
lugar considerado sagrado por el pueblo huichol, pues ahí se ubica su 
santuario natural Wirikuta (Proceso 1806). 
 
El informe de la CDPIM indica que otro conflicto en el que está 
implicada la empresa canadiense es el de su Compañía Minera La Guitarra,
 ubicada en el Estado de México, la cual enfrenta un embargo por una 
deuda mercantil que se niega a pagar. 
Violencia expansiva. 
 
Otra empresa canadiense mencionada en el informe de la CDPIM es 
Blackfire Exploration, propietaria de la mina Payback, una explotación 
de barita (mineral utilizado para la perforación de pozos petroleros) en
 Chicomuselo, Chiapas. 
 
En 2009, tras una larga oposición a la mina, Mariano Abarca y la 
comunidad habían conseguido notoriedad internacional con sus denuncias, y
 de junio a noviembre de ese año mantuvieron un plantón exigiendo la 
expulsión de la compañía. 
 
En agosto de ese año Abarca fue secuestrado y posteriormente 
liberado; semanas después recibió amenazas de muerte, que denunció el 26
 de noviembre. Al día siguiente un sujeto que trabajó para Blackfire lo 
acribilló a la puerta de su casa. 
 
El 7 de diciembre siguiente la mina fue clausurada por infringir 
normas ambientales. Para entonces, la movilización social por los 
impactos de la minera ya había trascendido a escala internacional. Más 
aún, varios activistas acusaron a la empresa de ordenar el asesinato de 
Abarca. 
 
La corrupción que hizo posible el establecimiento de esa mina en 
violación de la ley llegó a niveles diplomáticos. Con base en varios 
informes, el estudio de la CDPIM establece: "Todo parece indicar que la 
embajada canadiense prestó apoyo fundamental e inescrupuloso a las 
operaciones de la empresa minera en el país". 
 
La represión contra dirigentes sociales que se oponen a proyectos 
mineros en comunidades indígenas es especialmente grave en Guerrero, 
donde han muerto nueve líderes por defender los territorios comunales 
(Proceso 1935). 
 
El corresponsal de este semanario en Guerrero, Ezequiel Flores, 
reportó que el pasado lunes 2 organizaciones sociales, policías 
comunitarios y el magisterio disidente marcharon para exigir que el 
gobernador, Ángel Aguirre, frenara la ola represiva. 
 
El mismo día se informó del surgimiento del grupo guerrillero Fuerzas
 Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo (FAR-LP), que también 
recriminó los ataques a los dirigentes populares. 
 
Las FAR-LP emitieron otro comunicado el 16 de diciembre. En el 
documento advierten que considerarán objetivos militares a las empresas 
extranjeras con intereses mineros y energéticos. Dice el tercer párrafo: 
 
"Desde siempre el régimen priista ha mentido y engañado a la nación, y
 hoy que regresa después de una frustrada transición democrática y del 
desmantelamiento de la industria de la nación, producto de 12 años de 
gobierno de la derecha panista que saqueó los recursos del país y 
malbarató a las empresas extranjeras nuestras riquezas, como fue el 
hecho de la extracción de oro en las concesiones mineras, que representó
 una explotación mayor que en los 300 años que duró la época de la 
Colonia..." 
 
La comparación de la extracción aurífera colonial con la de los 
últimos años se publicó en la edición 1905 de Proceso, correspondiente 
al 4 de mayo pasado. 
 
Aun cuando 70% de las minas son de inversión extranjera, la mayoría 
canadiense, los inversionistas de otros países y los nacionales también 
son causantes de conflictos sociales: 
En Aquila, Michoacán, las operaciones de una mina de fierro propiedad
 del gigante italo-argentino Techint provocaron tensión social y el 
consecuente desplazamiento de 180 personas hacia Colima y otros lugares 
en julio pasado, según documentó el reportero Raymundo Pérez Arellano 
para el programa televisivo Punto de Partida, en agosto último. 
 
Es el caso también de empresas nacionales como Grupo México, 
propietaria de la mina Pasta de Conchos –donde murieron 65 trabajadores 
en un accidente que aún no se ha esclarecido– y que se dispone a 
invertir en el sector eléctrico en el estado Puebla. 
 
A su vez, los gigantes mineros Grupo México y Frisco tienen proyectos
 extractivos para esa entidad (Proceso 1905). Sus respectivos dueños, 
Germán Larrea y Carlos Slim, figuran entre los hombres más ricos del 
mundo. 
 
Frisco pretende desarrollar la mina Espejeras en la Sierra Norte de 
Puebla. Es otro caso ilustrativo de los excesos mineros documentados en 
el estudio de la CDPIM, cuyas gestiones lograron frenar la autorización 
ambiental de la Semarnat a esa compañía en octubre pasado, para dar paso
 a un proceso de consulta indígena. 
 
En entrevista, Raymundo García, comunero indígena de Tetela del 
Volcán, Morelos, llama la atención sobre el hecho de que si bien a 
Frisco se le frenó el permiso a partir de la movilización social, a la 
minera Autlán se le otorgó una autorización ambiental sin consulta 
alguna en Tlatlauquitepec, Puebla. 
 
Considera que si bien se pudo detener la autorización ambiental, la 
Semarnat incurre en trampas, pues la organización e informe sobre la 
consulta se deja en manos de la empresa, con lo que se viola lo 
dispuesto en el convenio 169 de la Organización Internacional del 
Trabajo, suscrito por México. 
 
"Desde nuestro punto de vista, se trata de privatizar hasta la consulta indígena", sostiene García. 
 
Fuente: Web No a la Mina  | 
0 comentarios:
Publicar un comentario