Publicamos el hermoso poema LXV (Trilce) de César Vallejo dedicado a la madre y aprovechamos
también para conocer el análisis (exégesis) que hiciera del mismo el escritor Xavier Abril (Lima, Perú, 4 de noviembre de 1905 - † Montevideo, Uruguay, 1 de enero de 1990) en su libro Exégesis
Trílcica:
Poema LXV
Madre, voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.
Me esperará tu arco de asombro,
las tonsuradas columnas de tus ansias
que se acaban la vida. Me esperará el patio,
el corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
aquel buen quijarudo trasto de dinástico
cuero, que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas, de correa a correhuela.
Estoy cribando mis cariños más puros.
Estoy ojeando ¿no oyes jadear la sonda?
¿no oyes tascar dianas?
estoy plasmando tu fórmula de amor
para todos los huecos de este suelo.
Oh si se dispusieran los tácitos volantes
para todas las cintas más distantes,
para todas las citas más distintas.
Así, muerta inmortal. Así.
Bajo los dobles arcos de tu sangre, por donde
hay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre
para ir por allí,
humildóse hasta menos de la mitad del hombre,
hasta ser el primer pequeño que tuviste.
Así, muerta inmortal.
Entre la columnata de tus huesos
que no puede caer ni a lloros,
y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer
ni un solo dedo suyo.
Así muerta inmortal.
Así.
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.
Me esperará tu arco de asombro,
las tonsuradas columnas de tus ansias
que se acaban la vida. Me esperará el patio,
el corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
aquel buen quijarudo trasto de dinástico
cuero, que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas, de correa a correhuela.
Estoy cribando mis cariños más puros.
Estoy ojeando ¿no oyes jadear la sonda?
¿no oyes tascar dianas?
estoy plasmando tu fórmula de amor
para todos los huecos de este suelo.
Oh si se dispusieran los tácitos volantes
para todas las cintas más distantes,
para todas las citas más distintas.
Así, muerta inmortal. Así.
Bajo los dobles arcos de tu sangre, por donde
hay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre
para ir por allí,
humildóse hasta menos de la mitad del hombre,
hasta ser el primer pequeño que tuviste.
Así, muerta inmortal.
Entre la columnata de tus huesos
que no puede caer ni a lloros,
y a cuyo lado ni el Destino pudo entrometer
ni un solo dedo suyo.
Así muerta inmortal.
Así.
Exégesis del poema:
En este notable y emocionante poema
dedicado a la madre desaparecida, vinculado al mundo de Los heraldos negros, se suman, significativamente, las experiencias
propias de la tradición lingüística del espíritu castellano, desenvueltas en
las dos primeras estrofas con la máxima plenitud de que era capaz Vallejo en su
circunstancia más dolorosa. La estrofa que sigue constituye una superación del
escenario, al mismo tiempo que indica, paralelamente, el hecho de que el
sentimiento filial no es óbice para que el poeta lo eleve, lo expanda y lo
confunda dentro del ritmo que es propio de la Naturaleza. La pasión del hijo
hará posible cubrir todos los huecos de
este suelo, vacíos de contenido amoroso.
Vallejo, poeta, transpone, incluso,
esta zona inmediata de su dimensión sufriente y recurre para ello, silencioso,
en contraposición al ejear, jadear la
sonda y el tascar dianas, a los volantes, los únicos aptos y posibles, en
medio de la impotencia, a fin de suprimir la distancia con sus cintas de duelo distantes y las citas
distintas, que hostigan y cercan al deudo. Vallejo sentía, de modo
enfático, la primera persona del indicativo presente del verbo estar, de ahí
que repita, anafóricamente, tres veces, Estoy,
que es la oposición, lo contrario de la muerte. En chino se dice no está para sugerir que un familiar ha
fallecido.
Los dos versos últimos de la cuarta
estrofa, podrían parecer ingeniosos a primera vista, luego de una lectura
superficial, sin duda debido a las aliteraciones paralelísticas dobles, que se
desprenden de cintas más distantes =
citas más distintas o sea cc cd dd. El pensamiento, la idea, la imagen, no
bastaba a satisfacer la expresividad del poeta. Era necesario, por lo mismo, el
coronamiento fonológico que prolonga, alterado, angustioso, el lenguaje
poético.
Superada la fase, en el fondo
angustiosa, de la orfandad e impotencia, pero en la que se manifiestan los
afanes temporales y especiales del movimiento comunicativo, el poema ingresa en
la parte final. Se diría que el contraste fue necesario.
A partir de la quinta estrofa hasta
la séptima, el adverbio Así,
reiterativamente, vendrá a simbolizar de manera formal, en el primer caso,
sobre todo, la representación alegórica de las quimeras funerarias en los
extremos del verbo o del mausoleo de estilo egipcio que el procedimiento
sugiere. En torno a dicha palabra, cargada de un nuevo rol semántico, se
descubre la grave entonación del proceso mortal e inmortal. Renueva, pues, el poeta, los alcances limitados, hasta
la víspera, del vocablo. Este, idiomática y sentimentalmente, agudiza su
contenido de comprobada resignación. El poema termina, sin agotarse, gracias al
remate de Así. La constante anafórica
incide en la gravedad de lo que parece el eco de un coro de ultratumba, para
resonar, al fin, sola, eterna, única: Así.
Vallejo habla del arco de asombro, el que, sin duda,
definía el carácter físico y humano de su muerta
inmortal, sólo en un momento menciona como madre viva al principio y muerta
al mediar la composición. Termina por relacionar el arco de la sien con los dobles
arcos de (su) sangre (las
entrañas), para representarse la aventura creadora de su padre, con fundamento
enlazada al vástago primigenio: el primer
pequeño que tuviste.
La penúltima estrofa retrotráese a
las columnas personales, logrando su
unificación superior en columnata de
(…) huesos, cuya vigencia no puede caer ni a lloros. El poeta
comprueba –en un fondo que renueva la grandeza antigua- que ni el Destino pudo entrometer / ni un solo
dedo suyo.
Insiste el poema en la prolongación
de la muerta inmortal. Esta antítesis
que pregona la perduración, parecería estar inspirada en el fragmento B2 de
Heráclito (Véase Hippolito, Refut. IX, 10.6 inmortales
mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de aquéllos, muriendo la vida
de aquéllos. Cf. Rodolfo Mondolfo, Heráclito,
textos y problemas de su interpretación, p. 38. Siglo XXI Editores, Méjico,
D.F. 1966.
El esquema de la configuración geométrica,
el cuadrado, es el siguiente:
Así, Así.
Así,
Así,
Así.
La figura humana, la columnata, se
desarrolla sostenida en dicho vocablo. Y permanece.
Del libro Exégesis Trílcica (1981) de Xabriel Abril, páginas 88, 89, 90 y 91.
(*) Xabriel Abril.- (Xavier Abril de Vivero;
Lima, 1905 - Montevideo, 1990) Poeta y narrador peruano, introductor del
surrealismo en la poesía de su país, y cuya evolución creativa transcurrió por
diversas propuestas estéticas.
Cursó sus estudios primarios y secundarios en
el Colegio Alemán de Lima (1911-1923) y completó su formación en el Instituto
Lima, donde se especializó en el estudio de la literatura española. En 1926, a
los veintiún años de edad, se trasladó a España y estudió durante un año en la
Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
A su regreso a Lima, emprendió estudios
superiores en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos; pero los abandonó para regresar a Europa y establecerse en
Francia, donde entró en contacto con las voces más representativas de las
vanguardias. Posteriormente se estableció en España, donde participó
activamente en los foros literarios e intelectuales de la época. Con el
estallido de la Guerra Civil española regresó a su Perú natal. Desde 1948
residió en Montevideo, donde sería de agregado cultural de la Embajada Peruana
en Uruguay (1958-1990).
3 comentarios:
es muy grato leer algo así
Muy buena exégesis, felicitaciones :)
Tremendo análisis
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