NACIDO PARA EL ARTE
Por Jorge Horna
A
Miguel Díaz Dávila se le conoció en Celendín como un acordeonista virtuoso que
sólo en reuniones muy restringidas tocaba para el goce bohemio de sus amigos.
Su
talento viene de sus ancestros, su padre y abuelo también alegraron con su
música las celebraciones familiares de la comarca. Los hermanos de Miguel de
igual modo nos brindaron durante décadas el deleite de su amor a la música:
César en el acordeón y Julio en la guitarra.
Tengo
un imborrable recuerdo acaecido en mi niñez. Cierta tarde, cuando correteaba
con mi aro de hojalata, fui inquietado por una sublime música que procedía del
segundo piso de una casa ubicada en la plaza principal de Celendín; como la
puerta estaba abierta, subí, aro al hombro. En las paredes de la sala estaban
adheridas con alfileres las acuarelas de paisajes terrígenos con la firma del
entrañable Alfredo Rocha Zegarra. En un ángulo de la habitación, Miguel Díaz al
lado de su amigo Manuel Sánchez “Mime” interpretaba la melodía, que tardé más
de cuarenta años para enterarme que era una de las danzas húngaras del gran
compositor alemán Johannes Brahms. Las pinturas y la música se fundían en un maridaje
dichoso.
Miguel al obtener su título de profesor de educación primaria en la otrora Escuela Normal de su tierra, migró a Trujillo. Allí sin abandonar su acordeón, inició el cultivo serio del arte pictórico como un autodidacta impulsado por el bullir de su raigambre humana.
El
año pasado (2009) en la ciudad donde reside se realizó una Exposición
Antológica en el local de la Casa
de la Emancipación
del Banco Continental, que recoge la producción pictórica, escultórica y
muralista de Miguel Díaz Dávila.
Para
ilustración de los lectores, aquí la trascripción de un texto del catálogo.
PRESENTACIÓN
La
Exposición
Antológica
de Miguel Díaz Dávila presenta en primer lugar cuadros costumbristas al óleo,
con paisajes de la localidad de Celendín; así como cuadros que reflejan
sentimientos respecto a la vida familiar del autor.
Además, se presentan pinturas con técnicas mixtas
alusivas a experiencias y expresiones simbólicas muy propias de sus deseos e inquietudes.
Adicionalmente se muestra cuadros simplificados del
caballo peruano de paso.
También ha realizado una selección de esculturas de
concreto, mármol reconstituido y metal, con personajes representativos de la
literatura, la justicia, el arte y la religión; elaboradas mediante técnicas
propias del artista en base a sus investigaciones en el uso de materiales.
Finalmente
expone una selección fotográfica de los
murales en alto relieve policromados y grupos escultóricos más representativos
realizados en Cajamarca, Lambayeque, Chiclayo, Chimbote, Lima, La Merced-Chanchamayo
y Trujillo.
DATOS BIOGRÁFICOS
Celendín, pueblo de ancestros judíos, portugueses y de trazos castellanos, pleno de sol y olor a sementeras y eucaliptos, de gente sencilla, trabajadora y caminante en busca de futuro, vio nacer a Miguel Díaz Dávila, el 27 de abril de 1942; hijo de padres amantes del arte.
Su obra fue y es diversificada, a partir de una posición de ética basada en el
ejercicio de su propio proyecto de vida; óleos, acuarelas, dibujos al carbón,
collages, cuadros en relieve con desechos de aluminio; pero sobre todo, murales
en alto relieve y esculturas.
Destacan entre sus obras, las esculturas del Paseo de las Musas de Chiclayo y
las del Paseo de la Paz e Integración Perú-Ecuador de Pacasmayo; así como
también, murales y esculturas en universidades del interior del país.
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