CUENTO CHINO EN MARCONA
Shougang es dueña de 150 kilómetros
cuadrados. No sólo eso. Es dueña del agua y la luz, las que administra como un
mandarín en sus comarcas. Mientras tanto hay descontento entre los mineros y
rabia acumulada entre la población. Hasta el distante New York Times se ocupó
del asunto. El gobierno mira para otro lado.
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Escribe Alonso Ramos
Fotos David Vexelman
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El pasado 14 de agosto apareció en el diario
estadounidense The New York Times un
reportaje sobre la operación de la minera China Hierro Perú. En él, dos
representantes del sindicato de trabajadores de la minera, Honorato Quispe y
Félix Díaz García, cuestionaban a la compañía con frases tales como:
“Rápidamente nos dimos cuenta de que nos explotaban para ayudar a construir la
nueva China” y “Si ésta es la hermandad de la que se jactan (los chinos), tarde
o temprano habrá que obligarlos a marcharse”.
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Páginas 8 y 9 de la Revista Hildebrant en sus trece
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El
informe impactó los cimientos de Shougang Hierro Perú, con sede en Marcona. El
19 de agosto, cinco días después de la aparición de la nota de The New York Times, Santiago Tirado
Seguín, gerente del Departamento de Relaciones Industriales de la empresa,
envió una carta notarial a Quispe y a Díaz para que precisen “si el texto antes
señalado corresponde o no a una manifestación hacha por ambos”. Quispe y Díaz
respondieron y se ratificaron, según dijeron. Al cierre de la edición, la firma
no había tomado una decisión en torno a las medidas que adoptará.
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Honorato Quispe y Félix Díaz: la crónica del New York Times casi les cuesta el puesto
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Esta confrontación entre los directivos y
trabajadores de Shougang Hierro Perú es un eslabón más de la larga cadena de
conflictos que se vienen en San Juan de Marcona desde que se instalaron los
chinos, el 1 de enero de 1993. Un problema que el gobierno mira de costado, si
tomamos en cuenta la pleitesía que se le rinde a las inversiones provenientes
del gigante asiático. Lo que es más, el presidente Alan García se ha declarado,
en un último artículo del mismo The New
York Times, como un “modesto discípulo” de Deng Xiaoping, líder comunista
que abrió China al mercado desde 1978.
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El clima triunfalista de Lima no se parece al
aire que se respira en San Juan de Marcona. Allí se percibe de todo, menos
prosperidad. La ciudad, de aproximadamente 400 habitantes, da la bienvenida con
pequeñas nubes de polvo por el viento, pistas a medio terminar, precarias
viviendas y escasa circulación de gente y vehículos. Da la sensación de ser un
pueblo fantasma. Con un par de horas en el lugar, uno se topa con otra dura
realidad: la escasez de agua.
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Carmen Guillén (52), quien administra una
bodega en el centro de San Juan de Marcona, ya se sabe de memoria las horas de
racionamiento que se dan diariamente. Minutos más minutos menos, el agua sólo
aparece en los siguientes horarios: de 6 a 9 de la mañana, de 5 a 6 de la tarde
y de 8.30 a 10 de la noche. “¿De quién es la responsabilidad de que no haya
agua todo el día?”, le preguntamos a la señora Carmen. “De Shougan”, respondió.
Y tiene razón.
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¿Cómo una empresa minera puede ser la
encargada de suministrar agua a la población? La respuesta de la señora Carmen
era secundada por otros pobladores, de diferentes lugares y con el mismo tono
de fastidio. La extendida versión fue corroborada por el alcalde de San Juan de
Marcona, Joel Rosales Pacheco, de Unión por el Perú. Eso no es todo. Rosales
Pacheco manifestó que Shougang Hierro Perú es la encargada de proporcionar luz,
pistas y veredas a la población.
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“Todo quedó en manos de Shougang, gracias al
apoyo de los gobiernos de Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García”,
sostiene Rosales, quien va a la reelección, en su pequeño despacho. DE acuerdo
con su versión, cuando el 16 de diciembre de 1992 el gobierno de Fujimori traspasó
Hierro Perú a la empresa de capitales chinos por un valor de US$120 millones,
hubo un compromiso, el decreto ley 25793, para que los servicios públicos
pasaran a manos del Estado.
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TODO
EL PODER
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Sin embargo, Shougang Hierro Perú hizo caso
omiso a este convenio. “lo único que cedió fueron colegios y hospitales porque
les generaban altos costos”, dice Rosales. De pronto, la empresa dedicada a la
extracción de minerales tenía dominio sobre todas las zonas urbanas. El área
aproximada del distrito minero es de 150 kilómetros cuadrados, indica el sitio
web oficial de la firma china. “¿Por qué a Shougang le conviene tener el poder
sobre servicios públicos si le generan impopularidad?”, le preguntamos al
burgomaestre. Rosales, dirigente político con poca aceptación en el distrito,
lo resumió así: “Quiere recaudar todo y no pagar impuestos”.
Cifras proporcionadas por el municipio de San
Juan de Marcona indican que Shougang Hiero Perú le cobra a esta entidad pública
10 mil soles mensuales por 750 metros cúbicos de agua y 47 mil soles mensuales
por servicio de luz eléctrica, que recauda a través de su subsidiaria Shougesa,
para distribuir a los asentamientos humanos.
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Pero no sólo de esta manera la minera influye
en la vida cotidiana de la gente. Quien dude de esto tendría que preguntarle a
Adrián Sánchez Vargas (63), quien quiso levantar una casa en las afueras de San
Juan de Marcona, en la zona industrial. Sánchez Vargas contó que en marzo de
2009, amparado en una resolución judicial, empezó la construcción de lo que
sería su domicilio. Sin embargo, días después, un grupo de policías llegó en la
noche hasta el terreno con una orden judicial para paralizar todo.
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En la actualidad, el caso se ventila en el
juzgado de Nazca. Sánchez Vargas ha presentado hace unos días un documento en
el que desiste de continuar con el juicio. Shougang lo había denunciado por
usurpación de propiedad con el argumento de que estaba en su campamento minero.
“Pero si aca no exploran”, se queja Sánchez Vargas. No obstante, reconoce su
derrota tras un año de batalla legal: “No puedo pagar la multa de siete mil
soles que me exigen”, dice Sánchez Vargas. Entretanto una pinta visible de
“Propiedad Privada” se posa sobre el terreno de aproximadamente 200 metros
cuadrados, como un mensaje de advertencia.
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L idea de que nada les pertenece ha quedado
grabada en el inconsciente colectivo de los habitantes de San Juan de Marcona.
Como muestra, un botón: un vigilante de la empresa trata de impedir al fotógrafo
de este semanario, David Vexelman, que haga unas tomas de la fachada de la
planta metalúrgica en San Nicolás, ubicada a veinte minutos del distrito, donde
se extrae el mineral. Y no sólo eso: el guardia de seguridad logra decomisar su
carnet de prensa. Cuando tratamos de explicarle que no se había violado la
propiedad privada, ya que las tomas se hicieron en las afueras de la planta, el
vigilante soltó la frase más asumida en el lugar: “Aquí todo es de Shougang”.
El asunto no pasó a mayores.
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LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES
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Con la llegada de los chinos a Ica, los
trabajadores no han visto mejoras en su condición de vida. Actualmente,
Shougang Hierro Perú emplea a 1,607 personas, entre obreros y empleados. Esto
es casi 10% de la población. En ese sentido, Díaz García indicó que un obrero
nuevo gana en promedio S/ 1300 y los antiguos S/ 2100. La situación de los
empleados es casi similar: los nuevos ganan S/ 1300 y los antiguos S/2100. Los
pagos distan mucho de las cifras de crecimiento que reportó la empresa en
julio. En esa oportunidad, se jactó de haber cuadruplicado sus ganancias en el
segundo trimestre del año en comparación con el mismo lapso del año pasado.
Pasó de los 22,3 millones de soles a los 90,5 millones, indicó la agencia
Reuters.
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“Además de aumentos de sueldos, pedimos
mejores condiciones de trabajo. Los equipos que tenemos son obsoletos y ya no
succionan el polvo”, declaró Miguel Vargas, secretario de Defensa del sindicato.
El local del sindicato queda en pleno centro de una actividad que la empresa
mira con desconfianza. Allí los trabajadores llevan sus propias estadísticas.
Una de ellas indica que en los últimos años 40% de los trabajadores han
contraído silicosis, una enfermedad que afecta a los pulmones por la aspiración
del mineral sílice.
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L última conquista laboral del sindicato se
dio el pasado 10 de julio. Ese día la Dirección General de Trabajo del Gobierno
Regional de Ica ordenó a Shougang que otorgue un aumento general del salario
básico diario de S/3,10, cuando la exigencia del pliego de reclamos era de
nueve soles. Sólo les dieron la razón en ese punto. El pliego tenía catorce.
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Los chinos son casi invisibles para los
pobladores. A primera impresión, los directivos tienen las mismas casas que los
trabajadores. Pero hay diferencias no tan pequeñas: los empresarios tienen agua
todo el día, los trabajadores, no; los primeros viven en Playa Hermosa, un
lugar aparentemente con todas las comodidades, los segundos en la ciudad
polvorienta y lánguida donde el agua sólo gotea y el viento arrecia.
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Cuando entró en vigor el Tratado de Libre
Comercio con China, el 1 de marzo último, el presidente García consideró que
era “un día histórico para el Perú” y que “está abierta la cancha para hacer
goles”. A la luz del ejemplo de Shougang en Ica se haría necesario mantener
bien custodiado nuestro arco para evitar derrotas con un alto costo social.
Fuente Revista Nº 20, Hildebrant en sus
trece, viernes 3 de septiembre del 2010.
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