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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 24 de septiembre de 2010

Opinión libre: Zenón Chávez Zegarra (1941/2007)

Desde Chungo y batán queremos recordar a un hombre cuya  presencia infundía respeto y un vivo deseo de imitar; a un profesor profundamente cimentado en el firme basamento del saber, que dio todo de sí en su labor docente, en el mayor anonimato y sin esperar recompensa alguna. A una persona a la que, como lo dice la profesora Correa Santillán, “…el mejor homenaje que podemos hacer… es seguir sus huellas y aunque no es tarea fácil, sí es posible de lograr” (NdlR).

Un ejemplo a seguir
Por: Prof. Fanny Correa Santillán
Existen seres humanos con quienes compartir un minuto es “aprender a vivir”, no sólo por sus ideas, sino sobre todo por el ejemplo que en cada hecho de su vida te saben dar. Permítame compartir estas líneas que reflejan mi admiración y gratitud hacia el PROFESOR ZENÓN CHÁVEZ ZEGARRA, un gran ser humano, ejemplo de maestro y una digna muestra de eficiente gestión educativa.
Sabemos que la eficacia de las Instituciones, radica en la calidad humana de los que laboran en ellas y sobre todo en las personas que lo dirigen, eso es lo que veíamos y sentíamos los que tuvimos la oportunidad de trabajar junto a él, pues siempre tenía para nosotros un saludo amable, sincero y respetuoso, acompañado de alguna de alguna frase que nos hacía sentir orgullosos y comprometidos con nuestra labor docente; estoy convencida que para muchos mortales como yo, esto es tan o más importante que nuestro sueldo, él lo conocía perfectamente, sabía que la motivación y el calor humano es la mejor arma para superar cualquier desavenencia, frustración o insatisfacción y que también es la fuerza infaltable en la unificación institucional.
Él sabía leer en los ojos. El estado emocional de los que lo rodeaban, rápidamente nos brindaba la confianza necesaria para desahogar nuestros problemas, haciéndonos ver cuidadosamente que siempre existe una solución. Luego ponía en práctica su habilidad de buen conversador para sacarnos de nuestras incertidumbres y aflicciones envolviéndonos en temas diversos como: los acontecimientos políticos del día, el cognoscitivismo, el arte o la compleja psicología del ser humano.
Recuerdo que lo más fascinante para mí era discutir sobre la gestión y las normas educativas, también la manera de actuar de muchas personas frente a las mismas: algunos las toman para no hacer nada, otros para dominar, traficar y lamentablemente muy pocos las utilizan como un medio para lograr el desarrollo institucional y porque no personal. Decía el profesor Zenón: “Un estratega es aquel que sabe combinar lo que se impone y lo que en una determinada circunstancia se tiene que hacer”, ese era su punto de vista y de hecho esa era su especialidad.
Gracias a nuestras continuas pláticas llegué a comprender que el equilibrio emocional de quien lidera una institución es fundamental ya que trabajamos formando personas, y tratarlos según sus necesidades es un reto del día a día. El que lidera una institución educativa para un trabajador deberá ser el motivador, el jefe de la barra; para otro tendrá que ser el que pone la mano firme, para enderezar su labor y en ciertos casos, deberá ser apaciguador, el que utilizando todas las estrategias necesarias frente a la furia de alguien, cual experto domador. El profesor Zenón complementaba esta habilidad con el don de llevarnos siempre a filosofar sobre nuestro actuar y el de los demás.
Manifestaba frecuentemente: “Los ataques en la vida pueden venir de todos los frentes pero uno tiene que mantenerse firme, alerta, ubicarse estratégicamente y tomándose el tiempo necesario para poder responder bien”. Eso es lo que decía y eso es lo hacía en el diario vivir. Todavía lo escucho diciendo: “¿Ese es el problema? ¿Cuántas soluciones tienes ya?, fuerza, persiste, a esta altura del partido está prohibido desistir y por favor colega no deje de sonreír”.
La amplia dimensión espiritual para comprender la vida lo convirtió en el consejero permanente de inquietos adolescentes, niños, niñas, docentes y padres de familia que extrañamos al “amigo” que a pesar de su apretada agenda que sobrepasaba las funciones clásicas de un Director, siempre tuvo un momento para compartir.
Los que tuvimos la “suerte” de conocerlo aprendimos de él que responder una ofensa con la palabra adecuada, el gesto sencillo y sincero permite a los hombres pasar la barrera de la oscuridad. Es imposible olvidar las estrategias que utilizaba para hacernos reflexionar sobre la mentira, la deslealtad o la “sobonería” y nos dio cátedra de cómo detener la falta de veracidad, jamás permitió que la comunicación informal supere a la formal, tenía claro que esto favorecería a unos cuantos y dañaría la vida de los demás.
Pensar en alguna de sus debilidades –si las podría llamar así-, seguramente sería su terquedad en confiar que las personas que laborábamos junto a él aprendíamos de nuestros errores, y cómo no recordar su rostro triste e imponente al ver a alguien cometer “n” veces el mismo error.
Su ejemplo de fortaleza será imperecedero en nuestra existencia pues lidió con coraje ante las vicisitudes de la vida y sobre todo con esa tenebrosa enfermedad que apartó su cuerpo físico de este mundo. Aunque materialmente no esté, jamás podremos borrar de nuestras vidas las huellas firmes que dejó al pasar por la Fidelísima Ciudad.

Sé que nunca le gustaron los “halagos figurativos” y que no había otra cosa que odiara más; creo que el mejor homenaje a su digna persona es seguir sus huellas y aunque no es tarea fácil, sí es posible de lograr”

2 comentarios:

Elmer dijo...

Hola:
Felicito a la profesora Fanny por tan acertado y emotivo artículo dedicado a Zenon Chávez. Tuve la suerte de conocerlo, todo un señor, pero sobretodo, su gran capacidad innata para enseñar en cualquier parte donde lo encontrases. Y lo mismo pasa con sus hermanos Tobías y Beto.
Elmer

Anónimo dijo...

tal, creo que no se puede comparar al señor Zenón con Tobias. Zenón es un Sociólogo desprendido que gustó siempre de enseñar con el ejemplo y conociendo muy bien su profesión. Es una pena que no se pueda decir lo mismo de Tobías a pesar de no ser un mal profesor.

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