¿Quién
dijo que los perros no saben leer? Que una gran mayoría de propietarios de
mascotas no lo haga, no significa que sus queridos animalitos no sean capaces
de sentarse sobre sus patas traseras a deleitarse con las últimas noticias del
día y hasta con una novela de puros olores, gracias al fabuloso sistema de
lectura olfativa desarrollado por un amante de la cultura animal que,
curiosamente, se apellida Gautemberg. Los perros han sido bendecidos con un
olfato diez veces más sensible que el nuestro. El tierno chihuahua de una viuda
como el feroz pitbull de un paquetero de La Victoria , son capaces de distinguir con igual
facilidad la diferencia que existe entre las pezuñas amamantadas por una
zapatilla Niké y su falsificación china. Partiendo de esta premisa fundamental,
Gautemberg concibió la idea de imprimir sobre una hoja de papel esa inmensa
variedad de olores que somos incapaces de percibir pero que contienen un mundo
de información para las narices frías. Debo decirles que lo logró y es el
primer editor de un diario canino que pronto estará en los quioscos para
deleite y culturización de las mascotas curiosas del barrio. Lo que nosotros
veremos no será otra cosa que hojas en blanco. Tal vez, nuestras analfabetas
papilas olfativas logren percibir algo como un tufo confuso e indefinible que
emana de esas páginas. Esto será todo. Nuestras mascotas aprenderán a exigirles
a sus amos que le compren su periódico y se lo tiendan en el suelo para pegarle
la nariz y enterarse de lo que les cuentan los olores del país y el mundo. Una
lástima que los cánidos no puedan trasmitir los olores que perciben, porque de
ser así, tendríamos los primeros perros periodistas para perros. Lo que sí
podemos hacer, es impulsar a nuestros escritores a volcarse hacia un periodismo
olfativo. El sistema para imprimirlo existe, es cuestión de ponerse en el lugar
de los perros.
Fuente: Revista Caretas, 17 de junio 2010, escrito por Luis Freire.
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