Escribe:
Marcial Huamán
Reacciones extremas
La reacción de la extrema derecha respecto al
triunfo del pueblo cajamarquino, tras una semana de lucha, se traduce en la
desazón de uno de sus voceros más francos y a la vez más torpes, Aldo
Mariátegui:
“Es que
toda esta oposición a Conga desde la izquierda es básicamente ideológica; es
simplemente decirle NO a una empresa privada (y los ignorantes campesinos son
su carne de cañón)… Porque todo esto no resiste ningún análisis lógico en una
cabeza pensante. Es evidente que vale la pena sacrificar cuatro pequeñas lagunas
(unos cuantos charcos en tamaño si las ponemos en perspectiva. Y que iban a ser
reemplazados por reservorios que triplicarán su actual capacidad) para
desarrollar una gigantesca fuente de riqueza para el país” (Correo, 30 de
noviembre 2011)
Habla desde la ideología de una clase, cuando
en el Perú la gran burguesía aplica un plan de nueva acumulación originaria de
capital, a costa del despojo de los productores directos y del saqueo de las
riquezas nacionales. Al capitalismo en el Perú, y al capitalismo en general,
poco le interesa el hombre y la tierra, le interesa el lucro, para lo cual
desarrolla la tecnología puesta a su servicio.
El sustento de una lucha
El sustento social de la lucha cajamarquina
ha sido el campesinado, la población urbana, y la juventud. Lo que han hecho
algunos dirigentes y organizaciones sociales ha sido entender esta problemática
y apoyarla, y en todo caso servir a darle cierto nivel de dirección y unidad.
Los campesinos comuneros ven que el agua –que
es la vida misma para ellos-, se seca y contamina porque Yanacocha y otras
mineras están destruyendo las lagunas. Las ciudades, sienten con toda claridad
que toman agua contaminada y palpan día a día los casos de enfermedades de las
que nunca padecieron, en especial enfermedades cancerígenas, que atacan sobre
todo el estómago.
Los jóvenes se han sumado a la lucha, porque
ven con preocupación su futuro y el de su entorno natural y social.
En medio de todo esto ha surgido el Conga no va, y de ello se ha
desprendido la necesidad de un paro indefinido, “hasta lograr que se declare inviable al proyecto Conga”. El centro
de la lucha regional estuvo en La Encañada, Sorochuco y Huasmín.
Es muy estrecho y corresponde a viejas ideas
medievales que el campesinado es “ignorante y torpe”.
“Cuatro
charcos”
La lucha cajamarquina está centrada en la
defensa de las fuentes de agua. Es una lucha razonable, y en defensa de sus
recursos vitales, una parte fundamental de los comuneros han decidido entregar
“hasta la vida”. A aquellos se les acusa de violentistas.
Son recursos vitales para cientos de miles de
pobladores de la parte centro sur de Cajamarca, y que ubicados en las alturas
donde se forman lagunas, se multiplican en una compleja red de riachuelos y
ríos que irrigan vastas provincias. Esas fuentes de agua se convierten en
ganado, leche y cereales que da alimento a millones de peruanos.
Un poblador resume así el efecto de la
actividad de Yanacocha “Nos han destruido las lagunas y nos dan agua
contaminada. Ahora con Conga nos quieren dejar sin agua. De 180 metros cúbicos,
ahora no tenemos ni 100 en nuestros canales, cada vez es peor ¿de qué vamos a
vivir?, denuncia.
Marcha
atrás
El gobierno había poblado las cumbres de El
Perol, Mishacocha, y otras lagunas con fuerzas de asalto, para proteger la
“propiedad privada” de Yanacocha. La solución represiva estaba a la vista, más
aún ya había empezado. Lo atestiguan los detenidos y heridos que suman decenas.
La brutal violencia contra el comunero Samuel Quiliche y contra los bienes de
los comuneros, dejaron claro a qué jugaba el gobierno.
Pero esta lucha, preñada de razones, pudo más
y más aún empezaba a extenderse a conflictos similares en el territorio
nacional, en especial la serranía, y cosechando vastos apoyos del pueblo.
Por eso el gobierno decidíó “solicitar” a
Yanacocha, “suspender”. Pero Yanacocha suspende en búsqueda de “mejores
condiciones” para seguir adelante en su proyecto. Es decir, el asunto no ha
concluido.
Al interior de la lucha cajamarquina,
diversas fuerzas contienden. Desde las posiciones más claras que quieren llevar
la lucha hasta su objetivo de que el proyecto Conga se declare inviable, hasta
las más contemporizadoras a la que se ha sumado Patria Roja, al sostener que el
clima de conflictividad social podría provocar un “golpe de Estado”
De la izquierda burguesa, no hay mucho que
decir: centrada en la capital, busca que Ollanta Humala –“zigzages” de por
medio- cumpla con la Gran Transformación prometida.
Fuente: Revista Viejo Topo Al servicio de los de abajo Año 2 Nº 14 / 1 de diciembre 2011
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