Ing. Secundino Silva Urquía. (*)
"La Vaca" de los yanacochinos |
“Un Maestro tuvo necesidad de enseñar, a uno de sus discípulos, secretos para llevar una vida de prosperidad y felicidad. Para tal fin, estimó conveniente conducirlo hacia una de las comarcas más pobres de la región. Allí, buscó a la familia con mayores limitaciones económicas; y, ubicada ésta, resultó que contaba con una vaca como único bien que lo separaba de la miseria total. El maestro pidió posada al Jefe de la familia solo por ésa noche, pues, al día siguiente, reanudarían su viaje. El hombre pobre fue generoso y decidió sacrificar la rutina del descanso de ocho personas (los dos cónyuges, sus cuatro hijos, y dos abuelos); y accedió, no sin antes advertirles acerca de la incomodidad que iban a tener por la poca disponibilidad de espacio, y otras limitaciones. El maestro explicó que solo requería estar bajo techo y quedar protegidos de la intemperie, por aquella noche.
Al día siguiente, muy temprano, y a iniciativa del maestro, se acercaron hacia el lugar donde descansaba la vaca. Grande fue la sorpresa del discípulo, ver a su maestro sacar de su bolso una daga con la que, sin hacer ruido, aplicó un certero puntazo en la parte posterior de la cabeza de la vaca, matándola en el acto. El discípulo, sorprendido, increpó seriamente a su maestro por tan macabra escena, y por dejar a la pobre familia sin su único sustento. El maestro respondió a su discípulo con ademanes tranquilizadores, le pidió que olvidara la escena y que esperara porque la lección aún no terminaba.
Pasado un tiempo, maestro y discípulo, volvieron al mismo lugar y para sorpresa del segundo, la familia estaba en mejores condiciones de vida: estaban mejor vestidos y habían construido una casa nueva, de la casa anterior, que ya se estaba por caer, no quedaban ni escombros. El maestro hizo recordar al Jefe de la familia que un tiempo atrás, ellos mismos los habían visitado y le pidió que le contara cómo había hecho para sacar adelante a su familia en un tiempo relativamente corto. El hombre contó que suponía que alguna persona envidiosa de la comarca había matado a su vaca; pero, que a la vez, éste hecho sirvió para que se diera cuenta de que si no hacía algo diferente a criar una vaca, la vida de toda su familia corría peligro. Fue entonces que decidió cultivar las chacras, que antes solo daban pasto para la vaca, y sembrar algunos productos alimenticios como legumbres y hortalizas. Con las cosechas, que felizmente fueron buenas, la familia pudo comer mejor y vender la sobreproducción en mercados de los pueblos aledaños.
Luego de escuchar la narración del Jefe de la familia, el maestro invitó a su discípulo a regresar a casa. Se mostró muy satisfecho de haber logrado que su discípulo entendiera que la muerte de la vaca no significó el final de aquella familia, sino por el contrario, el principio de una nueva vida con mejores oportunidades y satisfacciones; y que más bien, la presencia de la vaca había sido el freno u obstáculo que estaba impidiendo su superación”.
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“La vaca representa todo pretexto, estado de cosas, situación dada, justificación, mentira, miedo o falsa creencia, que nos mantienen atados a una vida de mediocridad, y nos impiden aspirar a una de calidad mejor” “…para lograr resultados espectaculares en nuestra vida, primero tenemos que deshacernos de todas las excusas que nos impiden utilizar nuestro verdadero potencial”.
“Zapatero a sus zapatos”; “Es mejor malo conocido que bueno por conocer”; “Unos nacen con estrella y otros nacimos estrellados”; “Genio y figura hasta la sepultura”; “Algo es algo, peor es nada”; “Con dinero se consigue todo”, “Aprovechemos el momento, la vida da una sola oportunidad”; etc. “Las emociones y sentimientos negativos sintetizados en textos como los anteriores; son vacas que adoptamos a lo largo de nuestra vida…, con consecuencias desastrosas. Los pensamientos negativos no solo te mantienen atado a la mediocridad, sino que poco a poco destruyen tu vida. Generan fuerzas y sentimientos nocivos dentro de ti, que se evidencian tanto en estados emocionales dañinos y perjudiciales como en enfermedades y padecimientos físicos…”; nos dice el Dr. Cruz, entre otras grandes verdades.
Por todo lo anterior, sugiero a los operadores de YANACOCHA; a los pro mineros que piden a gritos la ejecución del proyecto Conga, lean el libro “La vaca…” de Camilo Cruz. A muchos los convencerá, de que tienen que “matar sus vacas” para ser felices; nadie lo será, por más dinero que gane, mientras actúe contribuyendo a la depredación, al envenenamiento y al entreguismo de su tierra y de su patria. Hay trabajadores de YANACOCHA que silenciosamente están en contra del accionar irresponsable de su empleadora, y eso ya es plausible. “Matar la pesada vaca llamada YANACOCHA”, que en realidad no es dura de matar, implica asumir que ¡CONGA NO VA!, cambiar de rumbo, y dedicarse a otra cosa que no dañe el medio ambiente de nuestra bella Cajamarca, que no mate paulatina e impunemente a nuestros paisanos, y que tenga sostenibilidad más allá de lo que dura el trabajo en una mina.
Lima, 5 de junio del 2012
(*) Presidente del Comité de Apoyo a Celendín Cajamarca.
1 comentarios:
Como CONGA NO VA, a dedicarse a criar animales y cultivar papas ya que la agricultura nos sacará adelante....
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