Taberna uno
En las tabernas nunca es invierno jamás es invierno
Hay amigos que hablan de su muerte con un vaso de vino
Otros que ríen y comen una manzana pensando en los lobos del puerto
Quienes abren sus sueños y ven una golondrina en los graneros del tiempo
Muchos que lloran y aman eternamente la soledad de sus gatos
Ancianos que recuerdan sus almas y viajan en la desventura del techo
Pero en las tabernas nunca es invierno jamás es invierno
Como en las primeras tumbas de los piratas antiguos
O como en las últimas posadas de los fantasmas eternos
Taberna dos
La tarde tiene olor amasado en la lluvia del patio
Nuestra vida crece en ella como las retamas humildes en los viejos aleros
Sin embargo nuestra soledad no sobrevive a los secretos del viento
Ni a los rosados rocíos de los girasoles callados
Tal como las nuevas muchachas no sobreviven a las estrellas del pueblo
Cuando beben un vaso de vino
Y sueñan que su corazón desaparece
En las eternidades friolentas del río
Taberna tres
Se prolongan los cantos del grillo en las penumbras del alba
Nuestros sueños parecen forasteros perdidos
La soledad de la escuela crepita en las jarras del agua
Los venados nos hacen recordar...
Nuestras palabras en el calor de las hogueras
Cuando nuestra muerte se confundía con la luz del ciruelo
A la hora en que los ebrios lloraban de dicha
En las tabernas solitarias del pueblo
Taberna cuatro.
Bebíamos con los amigos en la tarde
Mientras sembrábamos tomates y membrillos en el huerto
Nuestros hijos asombrados nos miraban
Como los potrillos cuando se miran en el agua
Y reían cuando sus madres les cantaban
Que el vino es como el sol cuando se alza en las colinas
Y alumbra todas las cosechas del invierno
Taberna cinco
las canciones unen nuestras manos en la noche
y las penumbras nuestros corazones en la lluvia
parecemos los últimos habitantes de la tierra
mirando volar a las luciérnagas en los tesoros de los trigos
recordando todos los cuentos y leyendas que el abuelo nos contaba
cuando el verano desaparecía como un fantasma de sus ojos
mientras el mar se alzaba como una ola en sus huellas de retamas
Taberna seis
era como todos los hombres de la tierra pero más bueno
como todas las hojas del otoño pero más tierno
como todas las canciones del abuelo pero más triste
como todas las naranjas de los patios pero más bello
ahora reposa para siempre en las Tabernas del Molino
mientras bebemos todas las noches un vaso de aguardiente en su memoria
Taberna siete
Juan Cristóbal (Lima, 1941). Premio Nacional de Poesía en 1971, es autor de una vasta producción poética cuya calidad ha merecido reconocimiento en el país y el extranjero, así como numerosos libros de narrativa, crónica, testimonio y reportaje. Entre sus poemarios destacan El osario de los inocentes, La estación de los desamparados, Difícil olvidar, Poblando los silencios, los rostros ebrios de la noche, Final de vida, Gritos.
Juan Cristóbal (Lima, 1941). Premio Nacional de Poesía en 1971, es autor de una vasta producción poética cuya calidad ha merecido reconocimiento en el país y el extranjero, así como numerosos libros de narrativa, crónica, testimonio y reportaje. Entre sus poemarios destacan El osario de los inocentes, La estación de los desamparados, Difícil olvidar, Poblando los silencios, los rostros ebrios de la noche, Final de vida, Gritos.
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