Encuesta de la Universidad Privada Antonio Guillermo
Urrelo de Cajamarca revela que el 61,1% está en contra del proyecto
minero y apenas un 3,4% se muestra a favor. Más de la mitad de
encuestados, además, dice haber participado en marcha contra Conga y el
82,4% piensa que solo Yanacocha será la beneficiaria.
Flor Huilca.
Los esfuerzos del gobierno para facilitar la ejecución del proyecto Conga no lograron cambiar la posición de los cajamarquinos. El 73,4% de la población, según una encuesta encargada por La República a la Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo (UPAGU), opina que si la decisión estuviese en sus manos, optaría porque "no vaya de ninguna manera" dicho proyecto. En tanto, el 3,1% piensa que "vaya tal como está ahora".
Esta postura contraria a Conga, explica Fernando Núñez Bringas, coordinador del grupo encuestador de la UPAGU, se mantiene en la población a pesar del cambio de la empresa Yanacocha,
que anunció la suspensión de su proyecto para darle prioridad al agua,
con la construcción de los reservorios. La postergación de Conga no
está dando resultados, en opinión de Núñez.
Cuanto más alejada de las ciudades está la población, más son los
que creen que Conga no debe ir de ninguna manera. En la zona rural
piensan de ese modo el 79,7%, en la zona urbana la cifra es menor,
alcanza al 59,7%. Todo lo contrario sucede entre quienes creen que el
proyecto debe ir pero con modificaciones. En la zona urbana así lo cree
el 34,1%, mientras que en la zona rural respondieron de ese modo el
17,1%.
Según Núñez Bringas la mayor oposición en el área
rural se debe a que se trata de sectores olvidados por las autoridades
del Estado. Cita como ejemplo que en zonas de influencia de Conga, es
decir, en Celendín y La Encañada,
solo hay algunas carreteras afirmadas y se carece de agua potable. "La
población no toma en cuenta si la empresa cumple con el canon y paga sus
tributos, lo que ve es que eso no llega". En sintonía con ello la
encuesta muestra que si Conga va, para la población solo habría un
beneficiario: Yanacocha (82,4%).
Otro dato interesante justo ahora que se han reiniciado las
protestas es que el 61% respalda la convocatoria a nuevos paros y más de
la mitad de la población (50,2%) dice haber participado en marchas
contra Conga.
ENFOQUE
La minería no ha revertido la pobreza
Daniel Gil Jáuregui
Profesor UPAGU
Profesor UPAGU
La movilización del pueblo de Cajamarca en
contra del Proyecto Conga trasciende la coyuntura, la postura del
gobierno o el protagonismo de ciertos líderes regionales. Es un fenómeno
que tiene causas estructurales y que se ha venido gestando desde hace
varias décadas.
Conocida es la ubicación del departamento en los primeros lugares de
los rankings de pobreza y analfabetismo, no de ahora, sino de hace ya
varios años. La presencia de la gran minería no ha servido todavía para
siquiera intentar revertir el proceso de acentuación de esas
características; por el contrario, existe la percepción de que lo ha
favorecido, o, cuando menos, patentizado.
Por eso, como es de verse, existe una oposición muy significativa a
la expansión de las actividades mineras. En realidad, no solo es Conga,
este proyecto ha devenido en un símbolo.
Los que se oponen no son meros contestatarios o enemigos de la
empresa minera o del gobierno de turno, o gente manipulada
políticamente, como se tiende a creer desde Lima: están convencidos, en
porcentajes muy elevados, de que Conga no beneficiaría al país, ni a la
región, ni a las comunidades ubicadas en sus cercanías. Creen que la
única beneficiaria sería la minera.
A Cajamarca, lejos de beneficiarla, la castigaría con males todavía
más graves: incremento de la delincuencia, alcoholismo y prostitución,
pérdida del agua y otros recursos naturales. Incluso los pocos que están
a favor no creen que tendría un impacto social positivo.
Esta manifestación mayoritaria expresa viejos sentimientos de
postergación, pero también una exigencia al gobierno de mayor y mejor
atención a los problemas socio-ambientales y, a la empresa, de un cambio
radical en sus políticas de responsabilidad social.
Fuente: Diario La Repùblica
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