Por. Ing. CIP. Secundino Silva Urquía
En tiempos en que el calentamiento global arrecia, es contraproducente, la existencia de gobiernos que permiten actividades extractivas altamente contributarias a la generación de gases de efecto invernadero; y el atentado a fuentes naturales de agua (hidrocidio). Desgraciadamente, para vergüenza directa de millones de peruanos, el nuestro es de estos.
El Proyecto minero Conga “transformará de manera significativa e irreversible la cabecera de cuenca, desapareciendo varios ecosistemas y fragmentando los restantes, de tal manera que los procesos, funciones, interacciones y servicios ambientales serán afectados de manera irreversible”.
“…los bofedales y las lagunas cumplen casi exactamente el mismo papel que los glaciares: son reguladores del agua… deshacernos de las lagunas y los bofedales es como meterle dinamita a los glaciares”.
Las anteriores, son extractos de las observaciones del Ministerio del Ambiente al Estudio de Impacto Ambiental (EIA), hecho por YANACOCHA SRL y aprobado por el Ministerio de Energía y Minas. ¿Necesitan leer o saber algo más que esto el Presidente Ollanta Humala y quienes aún persisten en defender o imponer el proyecto CONGA?
El
conflicto por CONGA es aleccionador, porque en corto tiempo tomó
dimensión nacional y mundial; pero con la balanza inclinada a favor de
los que defienden el agua y la vida. En tal sentido, si las
negociaciones en un conflicto se dan en función a intereses de las
partes y no en función a sus posiciones. ¿Qué negociación puede haber
entre un gobierno que dijo: “¡Conga va sí o sí!”, y un pueblo que
mantiene su posición resumida en la consiga: “¡CONGA NO VA!”?
Celendín
y Bambamarca no quieren mirarse en el espejo minero de Cajamarca. Aquí
YANACOCHA SRL ha cometido y comete impunemente horrendos crímenes
ecológicos: Liquidación lagunas (Yanacocha, Maquimaqui, Corazón, Pato,
San José), muerte del río grande y muchos manantiales, desaparición de
flora y fauna, envenenamiento masivo de pobladores (Derrame de mercurio
en Choropampa), contaminación de suelo, aire y agua, proliferación de
enfermedades gastrointestinales, etc. Cajamarca protesta por lo que le
pasó, y con razón; adicionalmente, contra la amenaza a provincias
hermanas: Celendín y Bambamarca. Y éstas se han levantado contra esa
amenaza latente que pende sobre CONGA, donde los dinamitazos a los
bofedales ya han empezado.
Los
gobiernos serviles al capitalismo salvaje, deben entender la gran
diferencia de concepciones acerca de la naturaleza, existente entre las
partes en conflicto: Para indígenas, campesinos y serranos, la madre
naturaleza nos provee agua y alimentos; por tanto, tenemos el deber de
cuidarla para nuestras generaciones descendientes (El hombre sometido a
los designios de la madre naturaleza). En cambio, para los defensores
del capitalismo consumista y depredador, los recursos naturales se deben
extraer sin limitaciones (la madre naturaleza sometida a los designios
del hombre). Esta contraposición conceptual, no entendió el ex
presidente Alan García, ni tuvo asesores capaces de hacerlo entender,
por eso tuvo su BAGUASO, con resultados harto conocidos.
Ante
la firmeza luchadora de los cajamarquinos y la inminencia de un paro
macro regional, como medida de solidaridad, preguntamos: ¿qué esperará
el Presidente Ollanta Humala para declarar la inviabilidad del Proyecto
CONGA? ¿Reflexionará y decidirá ser coherente con lo que ofreció en
campaña, dando así una saludable muestra de rectificación y decencia
política? ¿Persistirá en congraciarse con las transnacionales mineras,
con su ilógica frase de “el oro y el agua”? ¿Hará caso a sectores
rancios y reaccionarios de la derecha y sus voceros (A. Mariátegui, J.
Barba, R. Rey, C. Valenzuela, etc.), quienes piden imponer el proyecto
CONGA a sangre y fuego? Si esto último se diera, ¿se arriesgará Humala, a
tener su “congaso”, “bambamarcaso”, su “celendinaso” o su
“cajamarcaso”? Esperemos que no.
Lo
que más conviene al país, es que este conflicto se resuelva haciendo lo
más sensato: Que el Proyecto Conga se declare inviable, porque ni
siquiera es necesaria una revisión del EIA; que se implemente la
zonificación ecológica y económica como base para un ordenamiento
territorial, que ratifique la prohibición de actividades extractivas en
cabeceras de cuencas.
Finalmente
que se diseñe, para el país, un modelo de desarrollo y crecimiento
económico alternativo al primario exportador- extractivista; impulsando
otras actividades, como el turismo y la agroindustria; y atendiendo
salud, educación, ciencia y tecnología. ¿Con qué plata? Fácil: Recobren
el punto porcentual del IGV que bajó Alan García, Combatan la coima y la
corrupción, cobren los millones que deben las empresas pesqueras y la
Telefónica.
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