Por: Franz Sánchez
Las
normas más elementales de diplomacia dictan que el diálogo siempre debe ser
abierto y horizontal, no cerrado ni vertical. En un clima de conflicto social,
es un error tener como anfitrión invitado al gobierno, como mediador, como
coordinador, y como ejecutor.
Qué
cultura es la sin cultura que representa la PCM, de administrar el ingreso al
diálogo, excluir a los representantes sociales (que no son antojos, ni
caprichos) sino que son elementos fundamentales para la representación social,
para que la voz de la ciudadanía sea representada, igual que la de los
comuneros, igual que la de la comunidad cristiana (iglesias), representación
edil alcaldes: la sociedad en su conjunto.
Por
qué no se puso trabas para la presencia de representantes de la Cámara de Comercio
de Cajamarca, por qué los que representan al movimiento económico sí tienen
derecho al diálogo.
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Primero
que todo, ¿hay interés por solucionar el conflicto?, o hay interés por
“aparentar” diálogo para oficializar firmas y seguir con la premisa férrea de persistir
con un proyecto que presenta serias observaciones de impacto ambiental.
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Ayer,
no se le permitió ingresar, por orden de Valdés (que decía que la orden era de
Humala), a tres personas: Idelso Hernández Llamo (presidente
del Frente de Defensa de los Intereses de la Región Cajamarca, elegido por
unanimidad por los ronderos de las 13 provincias), Élzer Elera López
(Presidente del Consejo Regional), y Wilfredo Saavedra (Frente de Defensa
Ambiental de Cajamarca), que quizá sea el que más incomodidad genera al
señor Valdés. “El señor Saavedra se ha retirado y detrás de él se ha ido el
presidente regional. ¿Entonces quién es la autoridad acá, en Cajamarca?”, se
preguntó.
Sin
embargo cómo podemos pedir no considerar a dirigentes con pasado beligerante,
si el mismo gobierno se hizo un camino político a punta de balas y con toma de
comisaría en Andahuaylas. Lo que no necesariamente tiene que justificarse, y es
más, en mi opinión Saavedra no es fiel reflejo de las comunidades de Huasmín,
Sorochuco, La Encañada o Bambamarca, quienes lejos de politizar la defensa de
sus recursos, piden un retroceso de maquinarias en favor de la protección de la
biodiversidad, y fundamentalmente el agua.
No
se permitió debatir acuerdos inscritos en el acta, ni siquiera volver a
revisarlos, que es lo más prudente antes de proceder a firmar un documento que
simboliza la firma de todos y cada uno de los cajamarquinos.
El
Premier Valdés, firma el acuerdo y se retira. Y luego uno se hace la pregunta
ingenua: ¿si fueran los inversionistas quienes estaban sentados para la firma,
Valdés se hubiera retirado de forma exabrupta como lo hizo ayer?
Lo
que se necesita ahora, es reanudar las conversaciones pero con una actitud franca
y clara, con un interés político claro por solucionar el conflicto. No se puede
operar un proyecto que no tiene la aprobación mayoritaria de la ciudadanía,
esos conflictos siempre volverán a estallar, una y otra vez.
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Se
plantea el cambio de interlocutor con el gobierno central, se pide un mediador
independiente que no sea la representación de los intereses del gobierno, que
ya sabemos con certeza, se basan en sacar adelante sí o sí, la explotación a
cielo abierto.
En
comunicación para el desarrollo social nos enseñan a que las agendas se deben
establecer a raíz del diálogo concertado e inclusivo, no en base a la
imposición. Así, se entorpece todo. Y lo que debería ser una mesa de diálogo se
convierte en una mecida con simulacro de diálogo. Y eso genera más desconfianza
entre ambas partes, que hace rato desconfían, la una de la otra y viceversa.
Roguemos
para que tanto cajamarquinos como representantes del gobierno central, puedan
dar la prioridad no a sus intereses, sino a los de la población rural principalmente
afectada por imposiciones que vienen de ambas partes pero que hoy dejan un
tufillo a poca voluntad política e impericia del Ejecutivo para resolver una
crisis que pudo haberse desarrollado de mejor manera.
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