Escribe Abelardo Sánchez León
Los cinco candidatos volvieron a ser los tristes expositores de 
siempre y no los políticos duchos que todos sabemos que son. El debate 
era la gran oportunidad de orientar al público: si cuatro de ellos 
rechazan cambios sustantivos al actual modelo económico y solo Humala 
pretende hacerlos, debieron remarcar aun más sus diferencias. Si solo 
uno de cuatro va a acompañar a Humala en la segunda vuelta, Toledo y PPK
 debieron enfatizar lo distanciados que están de los dos gobiernos 
fujimoristas; es decir, del papá de la candidata Keiko Fujimori, quien, 
como nadie la aguijoneaba, se paseó sin mostrar vergüenza de aquel 
pasado y terminó su presentación diciéndonos que estaba orgullosa de su 
padre, el mismo que fugara al extranjero y renunciara a la Presidencia 
del Perú vía fax. Incluso afirmó que promovería una cultura de paz y de 
trabajo, cuando su propuesta se basa en el asistencialismo crudo.
Importó poco el rígido formato del debate. Humala tenía escritas las
 respuestas y las leyó una y otra vez aprovechando ese valioso tiempo 
para machacar sus ideas. Humala tuvo la arrogancia de quien va primero: 
no arriesgó, no respondió y nadie lo sacó de su libreto. Toledo y PPK, dos caras de la misma moneda, se mataban entre sí para regocijo de los fujimoristas. En las buenas, PPK
 se refería en plural al gobierno de Toledo y tomaba su distancia cuando
 no le convenía. En ciertos pasajes tuvo una actitud desleal. Como si 
hubiese sido su amigo solamente durante tres años y medio y no en los 
cinco de su gobierno. 
Las palabras tienen el sonido del tintinear de las monedas. Pero más
 grave resulta cuando no se las utiliza a plenitud. Toledo dijo: “La 
banda de Montesinos y compañía”, en lugar de incluir en ella el nombre 
de Alberto Fujimori. ¿A qué se debe tanto recelo? ¿Busca los eventuales 
votos de Keiko, a pesar de que no se arrepiente del golpe del 5 de 
abril? PPK se refirió a la incorporación en 
planilla de los miles de trabajadores contratados por los ‘services’, 
sin precisar que la flexibilidad laboral fue introducida por Fujimori 
vía el Banco Mundial, y que Alan García no cumplió su promesa de 
eliminarlos en la campaña del 2006. ¿Lo hará PPK,
 el representante duro del capitalismo extremo? El ansiado voto 
responsable pasa por saber quién queremos que acompañe a Humala: Keiko o
 Toledo, esa es la grave cuestión.
Fuente: Diario El Comercio 6 de abril del 2011. 
0 comentarios:
Publicar un comentario