Las habichuelas que cogíamos en flor
han amanecido con máculas negras.
El trigo extrañamente crece enano.
La sopa de la mañana ya no sabe igual,
desde hace un tiempo
Es una bendición, ladran los diarios,
que de estas tierras fluyan rojos metales,
los inversores mueven ya taladros y explosivos,
rápido agradeced y entrad a la rueda del progreso,
lo que es bueno para ellos es bueno para el país.
Ponzoñosas aguas corren desde sus nichos,
a la mañana vemos más crías muertas.
Extrañas dolencias abaten nuestros cuerpos.
La sopa de la noche ya no sabe igual,
desde hace un tiempo
la sopa de la noche ya no sabe igual.
¿Os quejáis?, vociferan los sucesivos demagogos,
es insoportable vuestro egoísmo aldeano,
cuándo lucisteis letrinas nuevas o parques luminosos,
hasta cuándo resistiréis a civilizaros,
cuándo diablos dejaréis de ser “perro de hortelano”.
¿Acaso lo que sabiamente taja el campo
no es para vuestro propio bien?
Y si os quejáis de vuestra amarga sopa
haced su cola que proveerá el gobierno
de abundantes latas de molida carne, harina,
lácteos envasados de rutilante marca.
Pero apuraos porque ya sois demasiados en la fila.
ABB
Foto: Erwin Arcel
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