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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

jueves, 20 de octubre de 2016

Poesía: Profesor Manuel Sánchez Aliaga

Celendin, 22 de Setiembre de 2016.- Hemos querido conversar con el profesor Manuel Sánchez Aliaga, a propósito del aniversario de Celendin; lamentablemente, nos informan, ha viajado a la ciudad de Cajamarca por cuestiones de salud.

Conocido como "Mime", el profesor Sanchez Aliaga, ha sido director y actor de teatro. Fundó y dirigió periódicos y revistas como los semanarios "Ecos", "El Golpe" y la revista mensual "Marañón".

En el 2009 publicó "Pláticas al viento" y en el 2011 el poemario "Resplandores en la bruma".

De su rosario de poemas hemos cogido dos que denotan su vocación y ansias de expresión que sinceramente le nacen en el alma, tocando sutilmente las fibras cardiacas de los que lo leemos.

Con excelente dominio del lenguaje, aborda temas del amor y el desamor, de la esperanza y la desesperanza, de la ilusión de la vida y de la muerte.

Consideramos que en su próxima entrega nos sorprenderá gratamente con temas de implicancia social como maestro de la vida.

Celendin

A las seis de la mañana en San Isidro,
tendido en la alfombra de esperanza que allí crece,
contemplo la planicie de mi pueblo,
la corona roja de sus tejas.

Sus jirones rectos simulan un tablero
de ajedrez es decir de sus hijos,
de peruanos y extranjeros visitantes
que repiten su regreso con pretexta
cuando al fin te conocen, suelo mio.

En medio de tus calles empedradas
corriendo cantarinas las acequias,
relucientes paredes encaladas,
la esmeralda envidiable de tus huertos,
mi perdida niñez siempre te recuerda.

El celeste intenso de tu cielo
con una que otra nube peregrina en el verano
han hecho exclamar en loa tuya
a los admirados ojos de la gente:
Del Edén si ha huido el Cielo, 
este Azul de allá ha venido
porque ama a Celendin.

Me parece eso tan cierto,
que orgulloso a todos digo:
Todo el Edén es mi tierra,
y mi tierra es Celendin!

El Jelig impotente enfrente mio
de sensuales curvas en su cima
me hace anhelar el transponerlo
e ir a refrescarme al Marañón.

Alejarme de ti nunca quisiera
Celendin adorado, patria mía,
y dormir el sueño eterno en tus entrañas
es la única ilusión
de este sin lauros poeta
que hoy a cantarte no atina
como te mereces y él quisiera.

Retorno

He vuelto a la forma antigua, inteligible, 
para llegar al pueblo al que me debo.
La forma intelectual y rebuscada,
Maná de pocos, restringida.

Vuelvo a la palabra llana, elemental y clara,
a la transparencia de agua cristalina,
al simple aletear de frágil mariposa,
al delicado néctar de la miel de abejas.

No busco sorprender, tampoco ansío
de escudo original sus galas
mis versos con ellos adornar;
atrevido creo seria o criminal tentar,
ni siquiera con tenuidad rozar
la enrevesada escala, señorial.

Por eso simplemente intento
trinar cual mirlo en el tejado,
gorjeo que pueda parecerse
a saltarinas notas, suave ritmo,
un ritmo que en tu alcoba te despierte
con aires melodiosos, acordes que simulen arpegios, la lira virgen, cantándote sensual,
preciosa alondra mía,
mi cálida y vibrante sonata matinal.

Tal vez así esta esta alma mustia y tierna,
mi verso modesto, simple, puro, 
se pose en tus dormidos pechos,
y logre en este inicial intento
fundir en el crisol de lírica encendida
tu alma dulce, noble, con mi alma de cristal.

Casa del poeta.


* Las fotografías capturan el espíritu y el aura del poeta.

Celendín, 22 de septiembre de 2016.

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