Muchas veces vemos a la
Tierra como un lugar del que nos proveemos ciegamente. A continuación, el
maestro Thich Nhat Hanh nos explica que la Tierra no sólo está viva sino que
nosotros somos una manifestación viva y palpitante de este hermoso planeta.
La
Tierra está, en este mismo instante fuera de ti, dentro de ti y también debajo
de ti. La tierra está en todas partes. Solemos pensar en ella únicamente como
el fundamento bajo nuestros pies, pero lo cierto es que el agua, el mar, el
cielo y todo lo que nos rodea viene de la Tierra. Todo lo que existe, tanto
fuera como dentro de nosotros, procede de la Tierra.
Cuando
nos damos cuenta de ello nuestra relación con la Tierra cambia, porque
empezamos a tratarla con más cuidado. Entonces nos enamoramos de ella y, cuando
nos enamoramos de alguien o de algo, se desvanece toda separación. En tal caso
hacemos, por la persona amada, todo lo que está en nuestras manos con mucha
alegría y satisfacción.
Esa
es la relación que, si queremos sobrevivir, cada uno de nosotros puede y debe
establecer con la Tierra.
El
momento es ahora
No
podemos esperar a restablecer nuestra relación con la Tierra porque la Tierra y
nosotros estamos, ahora mismo, en verdadero peligro. Una sociedad dominada por
la codicia y el orgullo es necesariamente violenta, lo que siempre genera
problemas innecesarios. Si ejercemos violencia sobre nuestra especie y otras
especies también seremos violentos con nosotros mismos. Y si, por el contrario,
protegemos a los demás también nos protegemos a nosotros mismos. Es necesaria
una revolución espiritual para enfrentarnos a los retos medioambientales que
nos acosan.
DOCUPERÙ
"Nuestros Territorios",
un vídeo de realización colectiva filmado por diferentes líderes de la comunidad de Accha (Cuzco) y otros lugares del país (Luna contreras, Yaymy Mamani, María C. Peralta M. y Andrea Flores Zumelzu), bajo la dirección de José Lavado y coordinación de Gabriela Urco.
Muchas
personas están perdidas. Estamos demasiado ocupados y nos perdemos en el
consumo y en todo tipo de distracciones, de modo que cada vez estamos más
aislados y enfermos. Hay personas que se sienten muy solas. Ya no estamos en
contacto con nuestra familia, con nuestros ancestros, con la tierra o con los
milagros de la vida que nos rodea. Nos hemos apartado y nos sentimos solos.
Esta
alienación es una especie de enfermedad convertida en una epidemia. Muchos
sentimos un vacío interior que pretendemos curar consumiendo objetos o
engullendo pastillas. Pero esta adicción al consumismo, que nos lleva a gastar
y consumir lo que no necesitamos, genera muchos problemas y mucho sufrimiento,
tanto a nosotros como a la Tierra. Nuestro deseo de fama, riqueza y poder es
insaciable, lo que provoca una gran tensión en nuestro cuerpo y en el planeta.
No nos damos cuenta de que lo que nos hace felices no es la fama, la riqueza ni
el poder, sino el nivel de nuestra consciencia atenta.
Enamorarse
El
verdadero cambio ocurrirá cuando nos enamoremos del planeta. Sólo el amor puede
enseñarnos a vivir en armonía con los demás y con la naturaleza y a eludir los
devastadores efectos de la destrucción ambiental y del cambio climático. Cuando
reconocemos las virtudes y prodigios de la Tierra nos sentimos conectados con
ella y de nuestro corazón brota el amor. Queremos estar conectados. Ese es el
significado del amor, ser uno. Cuando amas a alguien, quieres cuidar de esa
persona como si fueras tú mismo. Y, cuando amas así a la Tierra, ese amor también
es recíproco. En tal caso, hacemos todo lo que esté en nuestra mano para el
beneficio de la Tierra y la Tierra hace lo que sea para alentar nuestro
bienestar.
Cada
mañana, cuando me levanto, me abrigo y salgo de mi cabaña para dar un paseo. El
sol todavía no ha salido y paseo tranquilamente bajo el dosel de la luna, las
estrellas y arropado por la naturaleza que me rodea. Un día, después de pasear,
volví a mi cabaña y escribí la siguiente frase: “Estoy enamorado de la Madre
Tierra”. Estaba tan excitado y mi corazón latía tan aceleradamente como el del
joven que piensa en su amada.
Cuando
pienso en la Tierra y en mi capacidad de caminar sobre ella, me digo “Voy a dar
una vuelta y disfrutar de la naturaleza”, y mi corazón se llena de alegría. Son
muchas las cosas que la Tierra me da. Estoy enamorado de ella. Se trata de un
amor extraordinario en el que no cabe la traición. Cuando confiamos nuestro
corazón a la Tierra, ella confía en nosotros con todo su ser.
Fuente: Un Canto de Amor a la Tierra – Thich Nhat Hanh
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