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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

jueves, 3 de diciembre de 2015

Las transiciones desde el extractivismo depredador (III)

Gudynas (2012) propone una transición en dos etapas para dejar atrás el extractivismo depredador. La primera etapa comprende medidas inmediatas y de emergencia para solucionar los impactos más graves y, de esta manera, transitar hacia una extracción “sensata”.

Para transitar de la extracción depredadora a la extracción sensata se requiere que las empresas extractivas realmente cumplan con la normatividad en sus aspectos sociales, sanitarios, laborales, económicos y ambientales para que se respeten las normas ambientales, para que se utilicen las mejoras tecnologías disponibles, para que se establezcan mecanismos efectivos de comunicación y participación ciudadana y para que se sigan los convenios internacionales de protección de los derechos humanos y de la naturaleza. El Estado –a todos sus niveles- debe dejar de amparar al extractivismo, fiscalizando y regulando sus actividades eficientemente y defendiendo el bien común. Para ello, debe fortalecerse el sistema de preparación y evaluación de los estudios de impacto ambiental (EIA) y hacerse vinculantes los planes de ordenamiento territorial, entre otras medidas.

En otras palabras, se requiere que el Estado aplique las normas existentes y que las empresas las cumplan, imponiendo el estado de derecho y dejando atrás la práctica de “Hecha la ley, hecha la trampa”. Sin embargo, además de esto, bajo el extractivismo sensato se debe corregir los precios de las materias primas, ajustar los impuestos y las regalías y empezar a llenar los vacíos en la normatividad existente. Las medidas hacia la extracción sensata indicadas son solamente algunos ejemplos, porque hay otras, como la reforma política, por ejemplo. Las medidas para transitar de la extracción depredadora a la sensata son medidas de emergencia o urgencia. Reconocemos que no son un estado ideal, pero son para atender lo más grave. Como, además, reconocemos que la cultura extractivista está muy arraigada, admitimos que se irá de a poco.



Para pasar de la extracción sensata a la extracción indispensable donde se extrae solamente aquello que es realmente necesario se tiene que reducir la dependencia de las exportaciones y promover mejoras en la calidad social y ambiental. Con la extracción indispensable se extraerán solamente los recursos naturales realmente necesarias para satisfacer las necesidades humanas y asegurar la calidad de vida y se reducirá la extracción para el mercado fuera del país (o región). Al mismo tiempo, se reemplazará la obsesión con el consumismo, asociado con el materialismo y la transformación de los recursos en bienes materiales, con una calidad de vida más austera en lo material y en el uso de energía, en reconocimiento de los límites de los recursos del planeta, pero más rica en lo social y espiritual. En otras palabras, se vincula la reducción en el extractivismo con una explotación sostenible de los recursos naturales y de energía del planeta y una redefinición de la calidad de vida desde un énfasis casi exclusivo en lo material hacia una visión que prioriza los aspectos interpersonales y espirituales resumidos por algunos en la frase “el buen vivir”.

Si concebimos las transiciones no solamente como un camino para dejar la extracción depredadora sino también como una estrategia para transitar hacia una alternativa todavía por definirse pero basado en los dos principios de la justicia social y el sostenimiento ambiental, vemos que representan un proceso que incluye distintas ideas, acciones y propuestas para abandonar el estilo de desarrollo actual y avanzar hacia alternativas que están enfocadas en una buena vida de las personas y en la protección de la Naturaleza. Tampoco plantean una transformación de la noche a la mañana, sino que implican un proceso que requerirá de varias etapas.

Es un proceso con propuestas tentativas, articuladas entre sí, sujetas a ajustes y debate, pero que comparten una misma dirección, y donde cada una de ellas genera mejores circunstancias para dar nuevos pasos de cambio. Por eso, deben ser estratégicos y pensadas desde la perspectiva del largo plazo y de los ejes señalados. Proponen cambios profundos en las ideas de desarrollo y, por eso, son necesariamente post extractivistas. Con los objetivos de cero pobreza en nuestras sociedades y cero extinciones de especies de fauna y flora, plantean caminos para enfrentar los límites a los recursos naturales de nuestro planeta y el desafía del cambio climático (Honty y Gudynas 2014). Son medidas aplicables en diferentes escalas y diferentes espacios geopolíticos e incluyen cambiar los procesos productivos, reducciones en el consumo de materia y energía, mejoras en las evaluaciones sociales y ambientales y coordinaciones con los países 8y regiones) vecinos. Finalmente, las propuestas para las transacciones deben ser discutidas e implementadas mediante procesos profundamente democráticos, por el cual el proceso de transiciones no debe apresurarse y puede tomar tiempo.


Del libro Propuestas para transitar AL POSTEXTRATIVISMO a nivel regional páginas 7 y 8.

Martín Scurrah, Consultor RedGE.

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

Importante reflexión que debe ser tomada en cuenta si se piensa en una real revolución de la humanidad.

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