Gudynas
(2012) propone una transición en dos etapas para dejar atrás el extractivismo
depredador. La primera etapa comprende medidas inmediatas y de emergencia para
solucionar los impactos más graves y, de esta manera, transitar hacia una
extracción “sensata”.
Para
transitar de la extracción depredadora a la extracción sensata se requiere que
las empresas extractivas realmente cumplan con la normatividad en sus aspectos
sociales, sanitarios, laborales, económicos y ambientales para que se respeten
las normas ambientales, para que se utilicen las mejoras tecnologías
disponibles, para que se establezcan mecanismos efectivos de comunicación y
participación ciudadana y para que se sigan los convenios internacionales de
protección de los derechos humanos y de la naturaleza. El Estado –a todos sus
niveles- debe dejar de amparar al extractivismo, fiscalizando y regulando sus
actividades eficientemente y defendiendo el bien común. Para ello, debe
fortalecerse el sistema de preparación y evaluación de los estudios de impacto
ambiental (EIA) y hacerse vinculantes los planes de ordenamiento territorial,
entre otras medidas.
En
otras palabras, se requiere que el Estado aplique las normas existentes y que
las empresas las cumplan, imponiendo el estado de derecho y dejando atrás la
práctica de “Hecha la ley, hecha la trampa”. Sin embargo, además de esto, bajo
el extractivismo sensato se debe corregir los precios de las materias primas,
ajustar los impuestos y las regalías y empezar a llenar los vacíos en la
normatividad existente. Las medidas hacia la extracción sensata indicadas son
solamente algunos ejemplos, porque hay otras, como la reforma política, por
ejemplo. Las medidas para transitar de la extracción depredadora a la sensata
son medidas de emergencia o urgencia. Reconocemos que no son un estado ideal,
pero son para atender lo más grave. Como, además, reconocemos que la cultura
extractivista está muy arraigada, admitimos que se irá de a poco.
Para
pasar de la extracción sensata a la extracción indispensable donde se extrae solamente
aquello que es realmente necesario se tiene que reducir la dependencia de las
exportaciones y promover mejoras en la calidad social y ambiental. Con la
extracción indispensable se extraerán solamente los recursos naturales
realmente necesarias para satisfacer las necesidades humanas y asegurar la
calidad de vida y se reducirá la extracción para el mercado fuera del país (o
región). Al mismo tiempo, se reemplazará la obsesión con el consumismo,
asociado con el materialismo y la transformación de los recursos en bienes
materiales, con una calidad de vida más austera en lo material y en el uso de
energía, en reconocimiento de los límites de los recursos del planeta, pero más
rica en lo social y espiritual. En otras palabras, se vincula la reducción en el
extractivismo con una explotación sostenible de los recursos naturales y de
energía del planeta y una redefinición de la calidad de vida desde un énfasis
casi exclusivo en lo material hacia una visión que prioriza los aspectos
interpersonales y espirituales resumidos por algunos en la frase “el buen
vivir”.
Si
concebimos las transiciones no solamente como un camino para dejar la
extracción depredadora sino también como una estrategia para transitar hacia
una alternativa todavía por definirse pero basado en los dos principios de la
justicia social y el sostenimiento ambiental, vemos que representan un proceso
que incluye distintas ideas, acciones y propuestas para abandonar el estilo de
desarrollo actual y avanzar hacia alternativas que están enfocadas en una buena
vida de las personas y en la protección de la Naturaleza. Tampoco plantean una
transformación de la noche a la mañana, sino que implican un proceso que
requerirá de varias etapas.
Es
un proceso con propuestas tentativas, articuladas entre sí, sujetas a ajustes y
debate, pero que comparten una misma dirección, y donde cada una de ellas
genera mejores circunstancias para dar nuevos pasos de cambio. Por eso, deben
ser estratégicos y pensadas desde la perspectiva del largo plazo y de los ejes
señalados. Proponen cambios profundos en las ideas de desarrollo y, por eso,
son necesariamente post extractivistas. Con los objetivos de cero pobreza en
nuestras sociedades y cero extinciones de especies de fauna y flora, plantean
caminos para enfrentar los límites a los recursos naturales de nuestro planeta
y el desafía del cambio climático (Honty y Gudynas 2014). Son medidas
aplicables en diferentes escalas y diferentes espacios geopolíticos e incluyen
cambiar los procesos productivos, reducciones en el consumo de materia y
energía, mejoras en las evaluaciones sociales y ambientales y coordinaciones
con los países 8y regiones) vecinos. Finalmente, las propuestas para las
transacciones deben ser discutidas e implementadas mediante procesos
profundamente democráticos, por el cual el proceso de transiciones no debe
apresurarse y puede tomar tiempo.
Del
libro Propuestas para transitar AL
POSTEXTRATIVISMO a nivel regional páginas 7 y 8.
Martín Scurrah, Consultor RedGE.
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1 comentarios:
Importante reflexión que debe ser tomada en cuenta si se piensa en una real revolución de la humanidad.
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