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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

lunes, 16 de septiembre de 2013

Poesía: Nora Alarcón, MALVAS.


MALVAS




Eres una semilla esparcida y podrías echar raíces y ser elegía; pintar
la muerte y la vida de muchas maneras. Borrar los rostros que amaste
sin esperanza y ser disipada como la niebla.
Quedarte en Huari girando la distancia del desafío de lo imposible sin rumbo
o volver sobre tus pasos de malvas al borde del precipicio.


lI 


Una grieta, un hechizo y tu mirada...barrida por los vientos y azotada por las tempestades.

No ves a la malva ni a la oscuridad en sus pétalos. Si nos espera el abismo renacemos en fuego.

Salvaje entre parajes, los ichus y tu melodía. Volverás invadido de palabras
por algún campo ecuestre a beber su piel, las copas de su ausencia
y su tormenta entre aroma de leños.



IlI 

Fragmento de lo eterno en orgasmos que iluminan el delirio en ráfagas de luz
Reflejo que te fuiste al puerto del ocaso, despertarás en otra estrella
sin la memoria de este cáliz, sombras invadiendo nuestra piel
témpano que aprieta tu pecho enredado por el duelo.

Existe el maguey donde tatuaste el olvido
Aleja el viento que nos conduce por un túnel al torbellino del adiós.

Malva de fuego renaces y cincelas hasta rescatar el amor que sembraste
Grabado en el mismo corazón de las rocas.

IV 

Floreces en silencio rodeado de alysos o alguna tikanka atrapado
en los acordes de un temple de guitarra morochuca.
No llegarás a lo irreal a la orilla del río Pampas. Tus procesiones son otras.
Llévate esta cruz y tu pecho de agujeros negros, las espinas nos han cerrado el camino.

Tu amor es escuchar una música andina una y otra vez con el brujo de la guitarra entre campanarios de Ayacucho y sus adioses.

El dolor de mi poesía se ha extraviado en el ocaso y tus ojos inertes en el pasadizo
de la muerte que de tanto ilusión se fue convirtiendo en despedida.


Sales del infinito exilio que es la indiferencia de esa prisión con rejas de acero
libre de esa cárcel del alma de esa mente tirana que acecha esa lluvia de insomnios
y palabras con la señal del viento que evoca tus versos.

Regresas del abismo de un lago de la agonía donde nadaste sin fronteras.

Deja que las malvas fluyan en tus venas en un conjuro de fuego y poesía
en una dimensión de violentas por siempre

VI 

Las malvas devastadas por el fuego de tu espada tamizan la luz

Sus lágrimas detienen tus estériles relámpagos.

Sus semillas en los roquedales de la noche o en el fondo de tus islas
Aparecen, lóbregas y aciagas, como el mar en un lienzo o en un prado que atraviesa un espejo.

El fuego, el relámpago, la semilla, desnuda al destino como el pétalo de un lirio acuchillado.
Es el tiempo de las malvas. El único que existe.
 

.
Nora Alarcón.


CONTRACARÁTULA

"Nuestro amor nació de tu exilio", nos dice la poeta, y es porque las grandes inspiraciones líricas surgieron de esa forma de asumir la lejanía cuando solo se desea volver; la de Dante Alighiere, en su búsqueda de Beatrice, la de César Vallejo en el retrato hondo de lo humano. Es el amor el hilo violeta que ata las hojas de este delicado y sentido poemario, Malvas, flor que se yergue de estos versos como memoria de un sueño, de un país y de una lucha: "Fusionado por la distancia te pinto en los Andes/ con el canto de las cataratas y sus versos". La poesía de Nora Alarcón, autora de este espléndido libro, nos devuelve aquel viejo anhelo musical de la poesía, que encuentra sus notas en la sensibilidad que nace del lecho ardiente que envuelve a los amantes, fuego y mesura, para crear después el paisaje nostálgico de un sentimiento universal. Asimismo nos plantea un debate sobre la necesidad de recuperar nuestra identidad y cultura. Hay una alegoría y un compromiso con el Ande, pero no hay un reclamo retórico. Hay una forma de ser, de sentir y, a su vez, de querer ir más allá de lo que se ve dentro de nuestros pequeños muros con sus coloridos reflectores de una modernidad superficial. ¿Qué hace sino el verdadero amor al impulsarnos a la libertad? ¿Qué hace sino la poesía al abrirnos los ojos y liberarnos del exilio? La poesía da voz a este sentimiento recobrado en su camino de malvas: el de la conciencia de nuestra perpetuidad, del reconocimiento de no ser algo fugaz del olvido. El lector aprenderá a abrir su corazón al abrir este libro.


Miguel Ildefonso
Portada del Sol, invierno 2013.

Nora Alarcón.- Ayacucho, Perú, 1967. Estudió cine y Periodismo. Promotora cultural, guionista, asistente de dirección del largo metraje El forastero (201), es también cofundadora de la revista del Taller de Poesía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1999). Es autora de los poemarios Alas del viento (cinco ediciones entre 2000 y 2008, aumentada con Alas de La Soledad), y Bellas y Suicidas (2010). Primera mención de honor en el Concurso Internacional de Poesía Grito de Mujer, 2012 (Trujillo, Perú); 1er Puesto en el 8vo Festival de Compositores José María Arguedas (Ayacucho, 2011).

Ha participado en recitales internacionales de  Berlín, Madrid, Barcelona y Sevilla; y en Perú en Trujillo, Cajamarca, La Libertad, Ayacucho, Huari y Lima.

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