El Comité Impulsor de la Campaña por el Derecho al Agua en el Perú te invita a participar en el foro:
"A UN AÑO DE LA GRAN MARCHA NACIONAL DEL AGUA ...¡SOMOS UN RÍO!"
Miércoles 13 de feb. del 2013/6.00p.m. /SITENTEL-Mariano Carranza 498, Sta Beatriz (frente al Canal 4)
Contaremos la participación especial de representantes de Cañaris, Cajamarca y otras zonas afectadas por actividades extractivas.
La Gran Marcha Nacional del Agua de febrero 2012, colocó en agenda la necesidad de buscar e impulsar alternativas económicas y políticas al extractivismo y a la visión del Perú como país minero y productor de materias primas, con costos ambientales insostenibles y decenas de conflictos sociales.
La larga caminata iniciada en Cajamarca el 1 de febrero, culminó en Lima el día 10. En su recorrido sumó y multiplicó voluntades de pueblos afectados por la contaminación, con idéntica preocupación por el injusto uso del agua en favor de las minas y en contra de la vida, la producción y el trabajo de las poblaciones locales.
En la capital, por primera vez se realizó una concentración de grandes proporciones a causa del agua, un tema ausente en la agenda de la elite política, económica y en los medios de comunicación. Desfilaron hasta la Plaza San Martín veinte mil o más defensores del agua y la vida.
La Marcha del Agua se gestó en la lucha de los pueblos y ronderos de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca para impedir se lleve a cabo el proyecto minero Conga, de Minera Yanacocha, que amenaza con secar cuatro lagunas y destruir cinco sistemas hídricos que son vitales para la economía agrícola y ganadera de los cajamarquinos. De allí nació el grito: ¡Conga No Va!
¡El agua vale más que el oro! fue la frase popular que resumió una discusión de fondo que el régimen neoliberal y los grupos económicos y sus defensores no pudieron esquivar. ¿Destruiremos las fuentes de agua para sacar el oro que nos demanda el mercado mundial? O dejamos el metal precioso en donde yace hace millones de años y protegemos las fuentes de agua, los páramos naturales, las formas de vida y a los pueblos.
La lucha que se desarrolla en Cañaris reafirma el mensaje vital: proteger las fuentes de agua es defender la vida y el trabajo. Mensaje que está presente a lo largo y ancho del país, en todos los casos donde los pueblos sostienen conflictos con transnacionales mineras, petroleras, de gas, hidroeléctricas y del agronegocio. Y que nos plantea la necesidad de pensar otro país, sin megaproyectos extractivistas y sin dependencia del gran capital, una nueva sociedad en la cual tenga primacía el cuidado de las fuentes materiales de vida y se promuevan actividades productivas que generen empleo con derechos en los campos y ciudades, garantizando alimentos sanos, trabajo decente, salud y educación para todas y todos.
En la capital, por primera vez se realizó una concentración de grandes proporciones a causa del agua, un tema ausente en la agenda de la elite política, económica y en los medios de comunicación. Desfilaron hasta la Plaza San Martín veinte mil o más defensores del agua y la vida.
La Marcha del Agua se gestó en la lucha de los pueblos y ronderos de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca para impedir se lleve a cabo el proyecto minero Conga, de Minera Yanacocha, que amenaza con secar cuatro lagunas y destruir cinco sistemas hídricos que son vitales para la economía agrícola y ganadera de los cajamarquinos. De allí nació el grito: ¡Conga No Va!
¡El agua vale más que el oro! fue la frase popular que resumió una discusión de fondo que el régimen neoliberal y los grupos económicos y sus defensores no pudieron esquivar. ¿Destruiremos las fuentes de agua para sacar el oro que nos demanda el mercado mundial? O dejamos el metal precioso en donde yace hace millones de años y protegemos las fuentes de agua, los páramos naturales, las formas de vida y a los pueblos.
La lucha que se desarrolla en Cañaris reafirma el mensaje vital: proteger las fuentes de agua es defender la vida y el trabajo. Mensaje que está presente a lo largo y ancho del país, en todos los casos donde los pueblos sostienen conflictos con transnacionales mineras, petroleras, de gas, hidroeléctricas y del agronegocio. Y que nos plantea la necesidad de pensar otro país, sin megaproyectos extractivistas y sin dependencia del gran capital, una nueva sociedad en la cual tenga primacía el cuidado de las fuentes materiales de vida y se promuevan actividades productivas que generen empleo con derechos en los campos y ciudades, garantizando alimentos sanos, trabajo decente, salud y educación para todas y todos.
Fuente: Facebook de Maria Teresa Arana Zegarra
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