Editorial
Seamos
avaros con nuestro voto
Realmente causa espanto y
asco la situación en que se debate la política peruana en este momento coyuntural
teniendo en perspectiva las elecciones municipales y regionales. Es tanta la
podredumbre y la infección generalizada de corrupción de nuestros políticos que
causa escozor la sola obligación que tenemos los peruanos de votar, de elegir
entre un montón de nombres, partidos, seudo partidos y simples agrupaciones que
se hacen con fines netamente electoreros.
Hemos sido testigos
interesados y sentido vergüenza ajena al comprobar que en el fujimorismo, por
ejemplo, la ubicación de los candidatos en la lista tiene costos que fluctúan
entre los 150 y 90 mil soles por cada interesado. Y no se crea que esta
corrupción es solo patrimonio de Fuerza Popular. Todos los partidos y
agrupaciones tienen tarifas más o menos parecidas, de donde se desprende que
los que se meten a hacer politiquería, que no es otro el nombre que merece esta
especie de meretricio, lo hacen con el sentido comercial de
inversionistas; una vez encaramados en
el poder de inmediato se dedican al robo, a la exacción y a la coima como los
medios más seguros y usuales de recuperar su inversión y obtener jugosas
ganancias que les garanticen cierta bonanza económica que les permitan hacer
otro tipo de negocios en su mayor parte ilegales.
Nos aterra comprobar que
muchos presidentes regionales, consejeros, alcaldes y ayayeros estén envueltos
en investigaciones periodísticas que nos convencen que no es su amor al pueblo
y el sentido social humanitario los que mueven a ciertos sujetos a aspirar
cargos para los cuales no están preparados en ningún sentido. Solo los atrae la
codicia del dinero y la perspectiva de cuánto pueden ganar hipotecando los
recursos naturales de la jurisdicción a que aspiran gobernar, empleando para
ello diversos métodos a cual más execrables: sobornos, regalos,
falsificaciones, inscripciones de golondrinos y hasta amenazas de muerte. Todo
parece válido con tal de llegar al poder.
Pero es saludable que en
medio de esta podredumbre existan personas cabales que si poseen emoción social
y están preparados para desempeñar el cargo. Todo es cuestión de analizar
correctamente a los candidatos, despojados de pasionismos partidarios y con la
responsabilidad de ciudadanos que quieren lo mejor no solo para sí mismos sino
para la comunidad en que vivimos. Desconfiemos de quienes tienen tras de sí a
partidos políticos y agrupaciones cuya
única doctrina es la corrupción en que navegan sus dirigentes. También de
aquellos que pretenden perpetuarse en el poder reeligiéndose y de aquellos que
ofrecen el oro y el moro para llegar, es seguro que finalmente nos
traicionarán.
Nosotros somos dueños de
nuestro voto y debemos administrarlo con avaricia y sensatez, sin caer en el
juego de quienes mañana ni se acordarán de lo que prometieron y por el
contrario entregarán nuestros recursos al mejor postor. Seamos responsables a
la hora de elegir para no tener que arrepentirnos después.
Comité
Editorial
Director:
Jorge
Antonio Chávez Silva. Colaboradores:
Jorge Horna, Luis Humberto Chávez Silva, José Aliaga Pereira y Jorge
Pereyra.
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