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"Cuando el ánimo está cargado de todo lo que aprendimos a través de nuestros sentidos, la palabra también se carga de esas materias. ¡Y como vibra!"
José María Arguedas

viernes, 11 de abril de 2014

La redada contra el MOVADEF

Por Raúl Wiener

Tremenda cortina de humo la que ha lanzado el gobierno con la captura de 24 dirigentes del MOVADEF que actuaban a cara descubierta luego de un “persistente trabajo de inteligencia de dos años” en que se determinó que “tenían vínculos con organizaciones terroristas”, cuando todos saben que una buena parte de sus dirigentes han sido miembros de Sendero Luminoso que buscaban reubicarse en la política legal.


Humala dice que este es un logro para la “pacificación del país”, pero más parece una necesidad de tener algún éxito político, aunque sea de ficción, cuando está próximo a bajar del limite de 20% en las encuestas. Más aún sostiene que la organización de Fajardo y Crespo habría estado actuando en el financiamiento del “terrorismo”. ¿Cuál terrorismo? ¿Será el de las huestes de los Quispe Palomino en el VRAEM, que es el único foco armado que subsiste en el país?

Pero hasta donde se sabe, esta es una disidencia que actúa por su cuenta, con sus propias redes para financiarse, en un escenario de narcotráfico y corrupción. El único financiamiento que el MOVADEF puede estar haciendo es el de su propia actividad. Y todo depende de si se le califica de terrorista por no haber renegado de su pasado; pero entonces ya se está hablando de ideología y no de hechos concretos.

El MOVADEF es un subproducto de la guerra interna y de la derrota de SL. Nadie puede hacerse el tonto sobre ello. Sus miembros que estuvieron presos cumplieron sus condenas y no se les ha probado hechos posteriores de violencia, aunque normalmente se expresen en posiciones ultraizquierdistas. Entonces, ¿cómo debe actuar el Estado frente a ellos?, ¿volviéndolos a detener cada vez que esto le sirve a sus objetivos políticos?

El problema es muy delicado. Porque en el ambiente político del país es difícil decir esto que digo, y en cambio es muy fácil ganarse aplausos diciendo que los terroristas deben pudrirse en la cárcel, no salir cuando cumplen su pena o volver tras las rejas cuando al gobierno se le ocurra. Pero, aunque usted no lo crea, no hay poder político más peligroso que el que puede violar sus propias reglas para enfrentar un supuesto “mal mayor”, y el que determina a quién se aplica ese criterio es el propio poder.

En el Perú, hay un consenso para que no vuelva la violencia política, el terror y la violación de derechos humanos. Pero hasta ahora lo que domina las reacciones de la gente es el temor y no la confianza en su forma de vida y sus instituciones. Es como si lo que ocurrió en los 80 y 90 pudiera repetirse a pura voluntad de los actores una vez que salen de las prisiones. Eso, por supuesto, es no entender la historia de los últimos años y si se quiere la de otros países, que realmente cerraron el capítulo de la guerra y han aprendido a vivir en paz.

11.04.14

Raúl Wiener Periodista, Analista Político y Económico peruano. Trabajó en el diario “El Observador” (1981-1984). Dirigió la revista “Amauta” (1988-1992), participó del programa "Radicales Libres" por RBC Televisión en el 2012 y fue director de la revista "Miercoles de Política" en el 2013. Actualmente es Jefe de la Unidad de Investigación del diario “La Primera” desde 2007 y colaborador semanal de la revista "Hildebrandt en sus trece".

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