TESIS DE MARZO

Por Arturo Bolívar Barreto

1. Cuando la derecha y cierta “izquierda democrática” nos enrostran que así como defendemos la lucha campesina anti Conga en Cajamarca, debemos solidarizarnos también con las protestas callejeras en Venezuela, pretenden hacernos creer que la democracia es neutra e impoluta y no enmascara intereses oligárquicos o populares en pugna. Nuestra coherencia es clara, defendemos la lucha campesina en Cajamarca y repudiamos las manifestaciones de las clases medias y altas en Venezuela, trabajadas hace tiempo por la Inteligencia de E.U., porque defendemos intereses populares: en Cajamarca contra la desregulada explotación minera que contamina el suelo de las comunidades campesinas y en Venezuela en favor de las conquistas populares del gobierno chavista de Nicolás Maduro. Un golpe de estado contra el gobierno bolivariano de Venezuela afectaría a los movimientos populares y a los gobiernos progresistas y democráticos de América Latina.

2. El reciente y sonado empoderamiento de la primera dama Nadine Heredia, en el gabinete y en los medios, no se debe a que sea necesariamente ejemplo de mujer firme y en cambio el Presidente Ollanta un “Cosito”, es simple expresión de una dupla incolora que –directamente a través de Nadine- se ha entregado sin remiendos a la Confiep y al poder económico, y se siente equívocamente segura en esta relación. Las puyas de los otros partidos de la derecha contra el protagonismo de Nadine no son más que celos de los otros candidatos de la derecha dura que se pelean por representar y servir los intereses del amo, y, claro, servirse a sí mismos.

3. Una oportunidad histórica de las personas y colectivos que siempre levantaron banderas contra la corrupción es no dejar pasar –con la movilización y respaldando públicamente el informe de la Megacomisión- una sanción contra Alan García y el cogollo que, desenmascarando su catadura bufalesca y autoritaria, lo defiende y que fue gobierno. Ninguna otra corruptela tiene la trascendencia de la mafia aprista pues es, con la de Fujimori, la gran corrupción vinculada al infausto neoliberalismo económico y político.

4. La izquierda light, la “moderna” y digerible al orden “democrático” (que ha ganado actualmente algunas responsabilidades públicas), ni cuando ha sentido los bastonazos de la derecha –que ya se sabía lo quiere y lo mezquina todo- va a entender que la sociedad en que se mueve sigue seccionada fuertemente por intereses de clase (clases sociales, categoría que ha excluido de su vocabulario) y que éstas están lamentablemente en una pugna difícil de conciliar. No ve acaso que en los relativos avances que logra, si los hubiera, siempre recibirá el respaldo de esa izquierda de la que desconfía, en cambio, ante lo mismo, sólo obtendrá en su ilusa cabeza los golpes letales de la derecha, a la que quisiera conquistar.

(A. Bolívar Barreto, Marzo 2014)