UN INTELECTUAL HUAUQUEÑO OLVIDADO
José Ángeles Marín Chávez (Sucre, 1909 – Lima, 1996), fue un estudioso de la teoría marxista-leninista; autodidacta de extracción popular y obrera. Militó en el Partido Comunista Peruano de tendencia moscovita dirigido por Jorge del Prado, estuvo vinculado también a la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP).
Publicó Esta condición humana (edición del autor). Versos escritos desde la nostalgia con una emotividad de desgarro, avizorando para la humanidad una existencia en un mundo nuevo. Cada estrofa encierra una constante reflexión filosófica.
En
su afán de alcanzar a las mayorías sus experiencias e investigaciones, publicó
con el auspicio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONCYTEC) el
manual Temas de divulgación científica y cultural, con un lenguaje
asequible y un estilo didáctico.
Su
labor intelectual y su trayectoria ideológica y política han sido puesta de
relieve en el libro Personajes de la Historia Sucrense
escrito por Olindo Aliaga Rojas y Gutemberg Aliaga Zegarra.
De
Esta
condición humana, los siguientes poemas:
MENSAJE
Mañana viajaré con mis obligados pasos
enderezando viejas sombras encorvadas
cuando escapen sutiles luces apagadas
lánguidos se alejarán pedazo a pedazo
los días soleados de frescas primaveras.
Adiós caminos compañeros, donde levanto
estas dos pequeñas lágrimas que han caído
como gotas de agua, con dolor y con latido
Tal vez, otras silenciosas han rodado tanto
por conmovidas mejillas, ahora no recuerdo.
Triste y alegre, golpeando ásperos acentos
busco palabras tiernas y sin pedir nada
Busco una mano amiga y la lleva el viento
como grito en el desierto, como una balada
trunca en el silencio y nadie viene a mí.
Regresaré un día en granito fuerte y duro
Frío en nieve eterna y resplandor de guerra
Al bajar tempestades al mar desde la sierra
Seré fruto, seré oro, plata, cobre y acero puro
Seré rojo, mis técnicas y mis palomas blancas.
SOBRE MIS PASOS
Voy a Celendín cuando la lejanía azul
la tengo en la palma de la mano,
semejando un apacible corazón.
No olvidé las viejas piedras del camino,
que tantas veces tropecé
Alumbrarán recuerdos de todo lo vivido
quedando graficadas a fuego, juntas
todas las lágrimas y alegrías infinitas.
Tomaré la llegada sin tocar la puerta,
en días claros y canción de cuna y ahora
no conozco a nadie en el lar donde nací.
Se oirá un llamado quebrado en pena mía
de ese partir, al quedarnos rezagados
en algún punto de la noche
Al quedarnos, llegamos tarde siempre solos
al lugar de la partida
Me busco en rostros ya cambiados y todos
resultan otros, tal como me veo hoy
en la profunda luz de extraños ojos.
Tal vez parezcan juguetes cobrando vida,
como frágiles cometas volando sueños
y el girar travieso de un trompo ajeno,
parecido al baile del universo infinito.
Celendín de auroras y leyendas, transitando vas
asido a una estrella de cinco puntas, sin saberlo
llegas a los
caminos, esperando la víspera
de tus nuevos
éxodos
Ahora está pobre tu traje de fiesta, igual
a los otros días del calendario
y saboreas tu dieta desganado, que parece
a todos los sinsabores de la tierra
¿No ves regresar a ese hijo tuyo?
Más extraño todavía se marcha, muy callado
va contando su frialdad metalizada.
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